martes, 15 de mayo de 2012

Capítulo 32: Última semana en NYC

 
Mientras Ethan escribe estas líneas en un vuelo rumbo a Chicago, Elisabet disfruta de un asiento en primera clase. Cuando han subido al avión, al lado suyo estaba sentado un chico con uniforme de azafato. Se ve que viaja gratis por formar parte de la compañía. Casi cuando ya van a despegar, un azafato jefe viene y le da al azafato “no jefe” un pasaje para primera clase. El chico lo mira, se gira hacia ellos y les dice: “Ey chicos, ¿alguno de vosotros dos quiere ir en primera clase?”. Son ese tipo de cosas que siempre escuchas pero que nunca te pasan… hasta que te pasan. Así que Ethan, como buen caballero le cede el puesto a Elisabet. Es su “primera vez en primera” y aunque es un viaje corto, seguro que será guay.
Es increíble que hayan pasado su última semana en NYC (aunque todavía estarán un par de días más cuando vuelvan de Chicago). El lunes posterior a la marcha de Diego y Sonia, E&E se quedaron todo el día en casa. Estaban agotados así que se quedaron en casa trabajando con el ordenador, viendo pelis  y haciendo “vida de perro pachón”.

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El martes, por el contrario si que salen, primero de todo a hacer ejercicio. Después Ethan tiene su última clase de interpretación. Aunque no ha estado mal, tampoco ha sido una cosa increíble. Lo mejor ha sido estar en contacto con otros actores que también le recomiendan escuelas, etc. También ha sido guay conocer a Nicolás, el argentino, aunque no han tenido mucho tiempo para quedar fuera de las clases, seguro que para la próxima lo hacen sin falta.
En un descanso en clase, el profesor se acerca a Ethan y a otro chico afroamericano y les dice como en secreto: “Os quería comentar una cosa. El otro día estuvo aquí un director de cine viendo la clase (es verdad, había un hombre que estuvo viendo toda la clase, aunque Ethan pensaba que estaría aburriéndose un montón y no tenía ni idea de quién era). Me dijo que vosotros dos le habíais parecido muy interesantes… sólo para que lo sepáis”. No está mal, eh. Aunque no va a significar que les van a dar trabajo, siempre está bien que digan algo así de uno. Y más con todo el hándicap del inglés y todo ese rollo.
Elisabet por su parte, se va a ver el estreno de un corto al que les habían invitado. Allí se encuentra con Pedro (no el de la ONU, otro Pedro al que será mejor llamar Peter). Peter es un marchante de arte que conocieron en una de las fiestas españolas. En realidad en la primera fiesta española donde se pusieron en contacto con Pilar, otra amiga de una amiga. Una mujer encantadoramente simpática, pura energía. Elisabet pasa la tarde en esa presentación de cortos donde además conoce al director, al compositor y a gran parte del equipo gracias a Peter. Cuando finaliza el acto se van a cenar unas arepas colombianas. Perderse esto es lo que más le dolerá a Ethan cuando se entere más tarde. En cualquier caso él se va a tomar algo con sus compañeros de clase, ya que hoy se despiden.
Mientras toman una Budweiser, Ethan tiene un choque tremendo con la realidad. Nunca había hablado con sus compañeros sobre qué edad tenía cada uno… ¡Resulta que Ethan es uno de los más mayores! El resto tienen 24, 23… ¡Nicolás tiene 20!. Mr. E estaba convencidísimo de que era de los más jóvenes. Nunca antes se había sentido “tan viejo”. Qué locura. En cualquier caso, le dicen que parece más joven. Gran consuelo. Al despedirse del resto, camina por la 8ª avenida saboreando un falafel. Cómo pasa el tiempo.

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El miércoles Ethan se levanta inspirado. Tienen que rodar un corto en el baño de su casa. No, no se ha vuelto loco. Lleva días pensándolo y durante la noche, en sueños, lo ha visto muy claro. Convence a Elisabet para que le ayude como cámara y encargada de catering. Lo único que necesitan a parte de la Canon es una máquina de cortar el pelo. Sí, se va a rapar.

Pasan toda la mañana y parte del mediodía grabando y recogiendo pelos alrededor del baño. Ethan siempre se ha caracterizado por tener una buena mata de cabello. Hasta hoy. Comen en casa y pasan la tarde hablando por skype con la familia y trabajando en el ordenador. Tampoco van a salir mucho hoy.
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El jueves se levantan sin mucha prisa. Van juntos a hacer deporte por el riverside disfrutando del buen tiempo que no tuvieron la semana anterior, con nublado o lluvia casi todos los días. Cuando vuelven a casa, preparan la comida y disfrutan de una serie a la que se han enganchado totalmente “30 Rocks”. Muy recomendable.
Esa tarde han quedado con Carmen, Álvaro, Pedro y otros amigos con motivo de la celebración del cumpleaños de Steve (el griego). Van a un bar del Lower East Side que tiene 2x1. Piden cuatro cócteles pero cuando van a pagar: “No, lo siento, el 2x1 sólo es en cervezas y combinados simples”. Fallo. No importa. Llega Pedro que venía un poco más tarde de trabajar. Ya llevan una hora en el sitio, así que va siendo tiempo de pedir otra cosa y beneficiarse del 2x1. Unas Budweiser. “No, lo siento pero es sólo en cerveza de jarra, no en las embotelladas”. Fallo otra vez. Este tío del bar no les está cayendo muy bien. ¿No podía avisar o poner un cartel o algo?.
Más tarde se unen a ellos Derrick y Manuela, la compañera de clase de Elisabet que es de las pocas que se ha quedado en NYC ya que, como ya se anunció en capítulos anteriores, se van a casar. Han encontrado un piso nuevo y están en medio de la mudanza pero querían decir adiós a E&E, por si acaso no los ven. Ellos, aprendiendo de los fallos de sus amigos sí consiguen un 2x1. Menos mal.


El cumpleaños de Steve es en un local muy cerca de donde están así que algunos se van para allá. Etahn y Elisabet se quedan un rato más con Manuela y Derrick que no van a ir al cumple porque Derrick trabaja temprano. Se despiden de ellos y van a comer un trozo de pizza antes de sumarse a la party, porque como todo el mundo sabe el alcohol y el estómago vacío no son buenos amigos. Cuando llegan a la fiesta resulta que había rebaja en Martinis, así que todos sus amigos que no habían comido nada y habían ido directos a la fiesta estaban ya “animadillos”. Allí se encuentran también con otros conocidos que trabajan en la ONU y pasan un buen rato. De hecho se quedan hasta que cierran el bar, a eso de la 1.30 de la mañana. El viaje de vuelta a casa no es tan pesado como otras veces. Llegan a la cama por fin.

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Viernes, que te quiero viernes. En casa la mayor parte de la mañana después de levantarse tarde. Hablan un rato con la familia de Ethan. Elisabet sigue echando currículums para la ONU y UNICEF. Aún no les han dicho nada del examen que hicieron unas semanas atrás. De hechos les dijeron que si en un año no había recibido respuesta, eso significaba que no habían pasado. Genial.
Han quedado a las 9 pm. con Peter y Pilar para tomar algo y despedirse de ellos. Llegan a un bar donde les espera Peter, se toman algo mientras charlan y esperan a Pilar que llega un poco más tarde con Antonio y Josh. Antonio es un productor y músico español que lleva un par de años en NYC. Josh es un actor joven que se ha criado en NYC pero tiene padres latinoamericanos así que habla español.
Todos rompen el hielo enseguida y hablan de la ciudad, de sus aspiraciones… La típica charla neoyorkina. De ese bar se dirigen a otro que sus amigos denominan “El bar de mierda” (con perdón). Ese nombre tan atractivo esconde un bar bastante normal, pero con la peculiaridad de que al entrar casi no se puede ver nada puesto que es pequeño y tienen puesta una máquina de humo que funciona constantemente. Es gracioso y las cervezas cuestan 2 dólares, lo que hace que sea más gracioso todavía.

De ahí, alguien propone ir a otro bar donde ponen música de los 80. El sitio se llama Pyramide, y por lo visto es conocido porque fue uno de los locales donde surgió Madonna. Ahí es nada. El bar no es gran cosa, pero se divierten bailando la música de los 80. En ese mismo sitio, bajando una escalera se encuentran con una estampa muy loca. Por lo visto hay una fiesta temática de “Anime fluorescente” (Anime, son los dibujos manga, por si alguien no está al tanto). Por alguna razón todos los participantes parecen ser afroamericanos y pesar más de 90 kilos. Chicos y chicas. Se cuelan en la fiesta y obviamente llaman la atención porque no van vestidos para la ocasión (ver foto), ni son negros, ni pesan más de 90 kilos. Así que a la media hora de estar allí alguien se les acerca y les pregunta si saben que eso es una fiesta privada. Vamos, que les echan educadamente. Peor para ellos, encima que les estaban “animando la fiesta anime”…

Están bastante cansados, pero sus amigos quieren “tomar la penúltima”. Así que se meten en otro bar llamado “The Cavern”. Haciendo honor a su nombre bajan unas escaleras y se encuentran con un lugar decorado como si fuera una gruta, con estalactitas y estalagmitas por todas partes. La música mola mucho así que se animan bastante y bailan hasta acabar muertos. Después de eso solo queda volver a casa y esperar que el metro no tarde mucho. Son las 4.30 de la madrugada y consiguen un tren Express. Eso en NYC es casi un milagro.

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Obviamente, el sábado se levantan tarde. Lo bueno de levantarse muy tarde en Nueva York es que puedes decir que haces brunch y ya está, no te tienes que preocupar de que sea muy tarde para desayunar o muy pronto para comer. De hecho esa es la definición de brunch. No obstante, ese día se les hace incluso tarde para el brunch por lo que más bien se han levantado para comer.

Se quedan en casa un rato y se dirigen a Bedford, en Brooklyn. Allí han quedado de nuevo con Carmen y Álvaro para despedirse. Les va a dar mucha pena ya que Carmen ha sido una de las principales secundarias de esta historia. De hecho, E&E se dan cuenta de que una buena parte de los amigos que han hecho aquí han sido a través de Carmen.

Quedan en un bar llamado “Surf Bar” que está muy bien. En general el barrio mola un montón. Es un poco parecido a Malasaña en Madrid, pero rollo New York. Hay muchos artistas, tiendas de discos, bares, etc. La gracia del “Surf Bar” es que por dentro el suelo tiene arena de playa y tiene un jardín atrás para hacer honor a su nombre. Después de un rato, otros amigos se van sumando. Sobre las 19.30 solo eran ellos cuatro. Cuando se marchan, sobre las 11.30, son como nueve. De ahí se marchan a otro bar y ya se despiden. Da un poco de pena, pero brindan por volver a verse muy pronto. 

Al llegar a su barrio se dan cuenta que tienen bastante hambre ya que solo han picado un poco de yuca frita (una especie de patata) en el bar surfero. En el deli de la esquina de su casa se comen un baguel, una especie de pan redondo que está buenísimo y además es barato, ¿por qué han tenido que descubrir esto cuando ya se iban? Grrr. Al día siguiente van a quedar con Jared y Rhonda para ir a la iglesia pero les llega un mensaje de que no pueden ir porque Jared trabaja. Como están cansados deciden ir a una iglesia bautista que han visto cerca, a ver qué tal.

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¡Que sueño! Ya hace un par de días que se les ha acabado el café y no quieren comprar más porque no les va a dar tiempo a acabarlo. Jason tampoco para mucho por casa últimamente así que él tampoco tiene para poder “robárselo”. Toca ir al Dunkin Donuts, otra vez. Aunque sólo por el café. Y una cookie. Y un donuts.

¡Cómo no!... Llegan tarde. Hacen el amago de entrar a la iglesia pero un afroamericano en la puerta les mira con cara de “ni se os ocurra”. Así que tienen que quemarse el labio para apurar un café que acaban de comprar.
Cuando entran, una mujer les pregunta que de dónde son. Como le dicen que de España les contesta en español que tienen que esperar un momento a que una especie de guía turístico les dé las indicaciones pertinentes. Al parecer los turistas suelen venir a iglesias de este tipo para ver un culto de forma "cultural" y por lo visto no son muy respetuosos. Un grupo de españoles delante de E&E le preguntan al “guía” si tienen que quedarse todo el servicio o pueden estar para la música y luego irse.
Ethan y Elisabet se acomodan como pueden en la planta de arriban y pasan las dos horas y cuarto posteriores bastante sorprendidos. Es una iglesia de afroamericanos, llena de turistas, donde todo les parece bastante raro. Aunque debe ser cosa de la cultura porque a ellos les parece todo normal. No paran de afirmar cada cosa que dice el predicador, exactamente igual que en las películas. De repente una mujer corre por los pasillos… simplemente está contenta. La música también es rara porque no se invita a cantar a la congregación y para sorpresa y caída de un mito, las solistas desafinan bastante.
En cualquier caso, cuando termina el servicio se van para casa. Resulta que todos los planes que tenían para ese último día se vienen abajo. Ni brunch con Jared y Rhonda, ni despedida con unos amigos españoles con los que habían quedado. Pasan la tarde preparando la maleta para irse a Chicago al día siguiente. Van a tratar de facturar una sola maleta y llevar otra de mano. Al caer la noche salen a cenar a algún sitio de Harlem para despedirse también del barrio.
Al llegar a casa se encuentran la cámara de fotos en modo automático para tomarse una instantánea y dejársela a Jason que tienen una foto de todas las personas que han pasado por su casa. También firman el libro de visitas y se despiden de él ya que a la mañana siguiente se irán temprano. Hasta pronto Jason, hasta pronto Harlem.
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Salen temprano y sin hacer ruido después de recoger todo lo que les queda. Al final entre ordenadores, cámara de fotos y bolsos llevan como 5 bultos. No tienen remedio. Van en metro hasta la parada 125st y de ahí un bus hasta el aeropuerto de “La Guardia”. Eso sí, a los bultos le suman dos cafés de Dunkin donuts y dos beagles (ya estaba bien de donuts), que pasean por todo Harlem hasta sentarse en el autobús. Parece de chiste, pero por fin están tranquilos desayunando en el bus mientras los demás turistas les miran con cara de sorpresa. “Sí, así somos los españoles” se dicen para sus adentros.
Llegar al aeropuerto, pagar una tarifa sorpresa de 25 dólares por la maleta, pasar por todos los controles sin problemas y después encontrarse con el regalo de que Elisabet puede ir en primera. No hay mejor forma de empezar un nuevo viaje, ¿verdad?

2 comentarios:

  1. Qué bueno está siendo el blog. Estoy enganchadísima como si fuera una telenovela... Espero que disfruten de Chicago. Yo he estado en invierno y en verano (definitivamente mejor en verano que los inviernos en windy city son terribles).

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  2. uoooooo! ¿qué mejor forma de celebrar San Isidro que leyendo las peripecias de E&E en us últimos días neoyorkinos? creo que me tendré que emplear a fondo para que no echéis de menos el brunch de NY...bueno, lo intentaré! jaja! abrazossss!!

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