viernes, 27 de abril de 2012

Capítulo 29: ¡Trabajo duro!



Un nuevo lunes. Día para escribir un poco más, hacer ejercicio... Las típicas cosas que se hacen un lunes en NYC. Poco más tarde, Elisabet se va a clase. Ethan se va a Brooklyn a hacer algunas fotos para un proyecto en el que está colaborando. Una buena tarde de pateo bajo unas nubes amenazadoras. Cuando Elisabet sale de clase se encuentran y vuelven a Harlem. Hoy toca hacer la compra así que le piden el carrito de las compras a sus vecinos de arriba y se plantan en el Path Market con la idea de ser rápidos y eficientes.

En uno de los pasillos, un viejo montado en una moto-silladeruedas casi atropella a Ethan. Iba lanzado y sin luces de posición. Menos mal que Ethan está ágil y mediante un quiebro o recorte torero, esquiva al viejo motorizado. Pagan, llevan las compras a casa, hacen la cena y poco más. Un lunes típico.

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El martes les empuja de la cama muy temprano. Han quedado con Lottie, una de las compañeras de Elisabet con la que más migas ha hecho, para desayunar. La madre de Lottie vino desde Inglaterra para pasar unos días con su hija y tenía varios vales para desayunar gratis en un hotel. Como no los gastó todos, se los dio a su hija para que llevara a desayunar a sus amigos. Y aquí están un martes a las 9.30 de la mañana en pleno Soho. 

Se trata de un hotel bastante lujoso en uno de los barrios más chic de la ciudad. E&E piensan que quizá no van vestidos para la ocasión, pero qué iban a saber ellos. Al entrar, un señor de esmoquin les acompaña a su mesa. Les traen la carta para que elijan algo, pero los vales que ellos tienen sólo son para un tipo de desayuno continental, con un par de bollos, zumo y una bebida. Elisabet pide un cafe latte. La camarera le dice que esa bebida no está incluida en esos vales pero que no hay problema porque se lo puede cargar a su habitación... "Eh, no... no. Déjalo. Un café normal, entonces". La otra opción era decir un número de habitación al azar, pero tampoco es plan.

Al terminar el delicioso desayuno Ethan se despide de las dos chicas que se quedan escribiendo sus respectivas películas. Esta es la última semana de curso y tienen que entregar el guión completo, así que tienen bastante curro. Ethan por su parte está inmerso en la grabación de varios planos que le han pedido para un corto. Esta vez le toca hacer de cámara y fotógrafo. Se trata de un corto llamado ONIRIC (www.oniric-the-movie.com) que se grabó en Madrid pero está ambientado en Brookyln, así que tiene que rodar varios planos exteriores del puente y otras zonas. Es divertido, pero hay que caminar mucho. Ya se ha recorrido el puente varias veces buscando el mejor punto de vista. Además, necesita que sea un día nublado y hoy es un día nublado y soleado a ratos, lo que complica todo bastante.

Unas horas más tarde, Ethan llama a su mujer para ver dónde está. Siguen en el hotel escribiendo pero van a ir a comer un sandwich en algún parque o lugar al aire libre. Mr E se suma a las dos chicas, compran un bocadillo de Subway y pasan el rato comiendo y hablando de sus vidas. Las chicas tienen que ir a clase. Se despiden y separan sus caminos. Ethan se va a casa a descargar lo que ha grabado en el ordenador y a ver el partido del Barcelona contra el Chelsea por internet. El Chelsea juega al antifútbol y el Barça se queda fuera con un pobre Messi señalado. Ethan no se alegra pero tampoco le preocupa demasiado.

Tras el partido toca preparase para ir a clase. Hoy tiene que hacer la escena de "No es país para viejos". Se ha preparado mucho más después de su lapsus con el texto en la última clase. Sale corriendo porque llega tarde y efectivamente aparece en clase 5 minutos después de la hora indicada. Según entra, el profesor está colocando la cámara y sus compañeros se están acomodando. Su partenaire le pregunta si quiere salir el primero, así que casi sin poder respirar salen y hacen su escena. Lo hacen bastante bien. Nada espectacular, tampoco. El resto de la clase es un poco aburrida porque tiene que esperar a que todos hagan sus escenas para verlas en la cámara y comentarlas rápidamente. En las dos siguientes semanas van a trabajar sobre las audiciones y los castings, por lo que no tienen que preparar nada en casa. A ver qué tal.

Cuando sale se va a casa. Elisabet ha llegado un rato antes y tiene la cena preparada. Empiezan a ver la película de "Amadeus" porque Ethan no la ha visto, pero no se carga bien, así que acaban yéndose a la cama, puesto que hoy han madrugado y al día siguiente también toca madrugar.

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Con las sábanas aún pegadas y los párpados pesados, los protagonistas de esta aventura preparan un desayuno rápido y se encaminan al midtown. Hoy van a ir a las Organización de las Naciones Unidas para dejar su currículum. Han conocido a mucha gente que está trabajando en la ONU y les han animado a hacerlo y ver qué pasa. No es tan sencillo como parece. Primero tienen que registrarse por internet añadiendo todos sus datos personales, estudios, experiencia laboral, etc. Luego tienen que imprimir ese currículum y llevarlo a la ONU. Sólo atienden los miércoles de 10 a 12, de ahí el madrugón.

Cuando llegan, pasan el control de seguridad y suben a un edificio (no es el edificio principal de la foto, sino uno enfrente). Suben a la segunda planta donde ya hay varias personas esperando, entregan sus papeles y se enteran de que les van a hacer un pequeño test. No tenían ni idea. Les habían avisado de que ese día entregaban los papeles y les daban cita para hacer un examen otro día. Pero resulta que hay un pre-test para ver si te convocan para el otro test. 

Esperan un rato en una sala donde una mujer afroamericana no para de hacer bromas sobre el test. Se nota que lleva haciendo esto mucho tiempo. Intenta quitarle importancia a la prueba, pero les advierte que si lo fallan no pueden presentarse otra vez hasta dentro de un año. Finalmente, el examen consiste en hacer un pequeño ensayo sobre un tema que te dan. A Ethan le tocan los videojuegos, pero sólo tiene 10 minutos y cree que no le ha salido muy bien. A Elisabet, obviamente sí le ha salido bien. Ya se verá si les llaman o no. La mujer al lado de Ethan lo tiene más chungo. Una de las indicaciones que han dado específicamente es no hacer el ensayo en la cara delantera de la hoja, ¿dónde ha hecho esta mujer el ensayo? En la cara delantera. En fin.

Salen de la ex-casa de Kofi Annan y se van cada uno a su sitio: Elisabet a clase  Ethan a casa. Hoy juega el Madrid y lo va a ver por internet ya que su intento de quedar con Nicolás, el argentino de clase de interpretación se ha chafado. El Madrid, a pesar de su buen comienzo acaba jugando mal y perdiendo el partido. El mismo se alarga tanto que al terminar ya es tarde para salir a grabar, así que Elisabet vuelve a casa. Pasan la tarde trabajando en sus respectivos ordenadores y preparan la cena. Otra vez están agotados, así que se van a dormir. Elisabet tiene que madrugar otra vez al día siguiente. Buenas noches.

domingo, 22 de abril de 2012

Capítulo 28: Lluvia


Clásico viernes neoyorkino. Hay que ir a clase, hay que hacer deporte. Cada uno a lo suyo. Ethan también tiene que terminar de escribir el guión de cómic que le pidieron. Además tiene que planificar un poco otra colaboración que le han pedido. Esta vez se trata de rodar unos exteriores para un corto que se grabó en Madrid, en plató, pero estaba ambientado en Brooklyn.

Después de comer se marcha para encontrarse con Elisabet que sale de clase a las 4.30 pm. Esa tarde han quedado con Lucía, una compañera del doctorado de Ethan. Se encuentran pasadas las cinco en una calle cerca de la escuela de Elisabet y van a tomarse un café a una cafetería cercana. Pasan un buen rato charlando, poniéndose al día de sus vivencias en Nueva York. Lucía también vino con una beca y ya se tiene que ir la semana que viene. Comparten su visión de que la ciudad les ha encantado, y eso que ella ha pasado el invierno aquí.

Lucía ha quedado con una amigo que se une a ellos, aunque no tienen muy claro que hacer. Cuando llega el amigo, de nombre Dan, deciden arriesgarse a ir a un cine al aire libre que han montado cerca del World Trade Center. El riesgo consiste en que el tiempo está  regular, ha chispeado un poco y hay bastantes nubes. No es el clima ideal para ver una película al aire libre, pero pueden ir dando un paseo y si se pone feo siempre pueden hacer otra cosa. Caminan unas cuantas calles guiados por un iPhone hasta que llegan al lugar indicado (Ver foto 1. No, no la hemos hecho nosotros).

El montaje está genial y el lugar es increíble. El sol se va poniendo al otro lado del río mientras una banda de jazz ameniza la fiesta hasta que caiga el sol del todo y dé comienzo la película Los Goonies. Para E&E era más divertido aún porque no habían visto la película. Sus amigos ya la habían visto, pero les acompañan. El único problema es encontrar sitio ya que está bastante lleno. Y también el frío. Aunque aguanta sin llover, una brisa marina no deja de soplar y como cuando salieron de casa hacía calor, ahora no están preparados. Los asientos tampoco son muy cómodos pero la película es entretenida.
Cuando acaba la peli, les entra el hambre. Y de nuevo es dificil decidirse entre tanta cosa rica. Dan (que por cierto es mitad americano/mitad japonés y trabaja en la ONU) parece conocer bastantes sitios. Se decantan por un falafel muy rico y barato. Caminan bastante hasta dar con el sitio pero está lleno. Hay otro local igual en otro sitio. Vuelta a las andadas hasta llegar a un local minúsculo donde la gente pide y come fuera ya que sólo hay 3 mesitas. Pero están de suerte porque cuando llegan una pareja justo se va. Así que disfrutan de falafel y humus por menos de 5 dólares cada uno. El postre será helado de yogurt, cheese cake y cup cakes, dependiendo de la persona. Luego se despiden y cada uno a su casa. El metro va rápido, gracias a Dios.

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El sábado por la mañana se ve eclipsado por un acontecimiento "importantísimo": el Barça - Real Madrid. Después de desayunar tortitas, pasan la mañan escribiendo y buscando un lugar donde ir a ver el partido. Al final eligen el Centro Español, un local donde los españoles se juntan en NYC, incluso intentaron crear un concepto de Little Spain, pero no llegó a cuajar. Quedan con algunos amigos para encontrarse allí y se marchan.

A su llegada, el partido está a punto de empezar. Piden una Estrella Galicia y una Coca-cola y se sientan enfrente de una pantalla de plasma ya que la pantalla gigante con proyector está bastante más solicitada. Ethan se da cuenta rápidamente que la mayoría de camisetas son azulgranas. Una voz atrás suyo le pregunta "¿Scolti, stá ocupat?" (o algo así). Efectivamente están rodeados de catalanes y sus amigos no aparecen hasta casi la segunda parte. Cuando el Madrid marca el gol del triunfo se descubren más madridistas en la sala, especialmente un buen grupo de abuelos madridistas que habían subido del local de abajo porque había mucha gente.


Con el sabor de la victoria en la boca, se despiden de sus amigos porque todos tiene diferentes planes. E&E no saben muy bien que hacer porque si van a casa luego no les va a apetecer volver a salir. Eligen caminar y pasear de aquí para allá. Por el camino ven un partido callejero de baloncesto entre afroamericanos y se encuentran con varios trailers a modo de camerinos. Resulta que en una de las calles aledañas están rodando una serie llamada Californication, con el protagonista de Expediente X: David Duchovny. Se pasan por allí y efectivamente ven al actor descansando entre toma y toma, rodeado de un despliegue espectacular. Aunque hay gente de producción pidiendo que no se queden quietos y que circulen, pueden ver todo el cotarro bastante de cerca. Una producción en toda regla.


Siguen caminando y caminando, cruzan Washington Square y piensan en que sería un buen plan recorrer toda la 5 Avenida, desde su comienzo hasta Central Park. Es un buen trecho, pero como el sol parece acompañarles, se lanzan. De camino se paran de nuevo en Korea Town para tomarse un Bubble Tea, una especie de batido raro pero muy rico. Ven el Empire State, Tiffany's y un montón de edificios emblemáticos, pero acaban destrozados. Se suben al metro y se van a casa donde preparan unos burritos caseros e intentan alquilar una película online, pero esta no se termina de cargar hasta la 1 am. Cuando se quieren dar cuenta son más de las 3 de la mañana... y al día siguiente toca iglesia.


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Con ganas de aplastar el despertador se levantan a duras penas. Hoy no van en coche con Jared y Rhonda porque el primero tiene que trabajar. Tienen que ir más rápido porque hoy han quedado con Pedro que tenía curiosidad por ver como era una reunión evangélica. En el trayecto (que va con retraso, por supuesto) un dominicano de 60 años comienza a contarle su vida a Elisabet primero en inglés y luego en español, cuando se da cuenta que la entiende. Está bastante emocionado.


Se encuetran con Pedro en la puerta de la iglesia. El pobre ha tenido que esperarles bajo la lluvia, que no ha parado desde la noche anterior. Disfrutan del servicio y al salir se dirigen a China Town. Han quedado con algunos amigos para comer Dim Sum, una comida típica china. Cogen un taxi que les acerca bastante pero hay tanto tráfico que tienen que bajarse antes de llegar a su destino y correr bajo la lluvia. Dos de sus amigas ya han llegado y por lo visto, aunque tienen mesa reservada, a los chinos no les gusta que estés sentado en una mesa de 5 si no están todos los comensales.

El sitio es la leche. Parece un salon de bodas para chinos, con sus decoraciones desorbitadas y bizarras. La comida es increíble. Hay muchos chinos comiendo, lo que siempre es muy buena señal. Lo camareros van pasando con carritos llenos con diferentes platos pequeños. Cada mesa va cogiendo lo que quiere y lo apunta en una hoja. Cuando ya has comido suficiente (o más) se llevan la hoja y te dicen lo que debes. Nunca sabes lo que pagas hasta que te traen la cuenta, pero sus amigos ya han estado aquí más veces y les aseguran que no es caro.


Se ponen hasta arriba de Dim Sum por poco dinero, unos 16 dólares cada uno con la propina incluida. La lluvia no cesa y tienen que caminar varias calles hasta la parada de metro. Se van despidiendo de sus amigos por el camino. Al llegar están calados y muy cansados. Elisabet se duerme la siesta hasta que su hermana y su cuñado se conectan para hablar por Skype. Luego Ethan le pide a Elisabet que le corte el pelo. Un buen rato después y sin muchas lágrimas, Elisabet se gradúa con honores en las labores de peluquería marital. Y es que aquí, un corte de pelo barato para hombre cuesta entre 30 y 40 dólares. No señor. Esa tarde de domingo no va a dar para mucho más. Después de cenar y desconectar la alarma de incendios (que se ha puesto a gritar porque no le queda batería) se acuestan. Mañana comienza una nueva semana.

sábado, 21 de abril de 2012

Capítulo 27: 22 dólares y 31 centavos.


Jueves, 19 de abril. Parece un jueves más pero no lo es. Elisabet se levanta temprano porque tiene que estar pronto en clase. Hoy tiene que presentar el "tercer cuarto" de su película. Sólo le queda una semana más de curso para terminar su primer guión de largo. Está siendo un reto escribir tanto, pero lo está disfrutando mucho. Dice que no le importaría que su vida fuera dedicarse a escribir guiones. ¿Por qué no?

Ethan tiene otro proyecto para ese jueves. Una cuenta pendiente consigo mismo y con esta ciudad. Una revancha convocada desde la primera semana que estuvieron en Nueva York. Su arma: una guitarra acústica. Su enemigo: las duras calles de NYC con sus transeúntes impasibles. Ya ha pasado más de un mes desde su frustrante "combate" en el que salió derrotado, la famosa Batalla del Valle del Dólar Solitario. Hoy, eso va a cambiar.

Sobre las 11.30 am Ethan se sube al metro y se dirige a la estación de 14 ST. Consultando con otros estrategas como su amiga Carmen, le dijeron que posiblemente la batalla anterior la había perdido por elegir mal el terreno. Union Square no es el mejor sitio para tocar la guitarra porque la gente está muy dispersa, no tienen porque pasar delante tuyo. Así que le recomiendan un trasbordo enorme de metro entre las líneas L y 1-2-3. En teoría hace falta permiso para tocar en el metro de NYC, pero para un ataque de "guerrilla" sin el refuerzo de amplificación o micrófonos, no cree que le digan nada.

Después de perderse varias veces por las entrañas del metro neoyorkino, Ethan llega al citado pasillo. Desenfunda su arma y comienza a disparar canciones a diestro y siniestro. En realidad sólo tiene preparadas 4 canciones que va rotando en modo loop. Dos en inglés y 2 en español. Sus victimas no tienen escapatoria, tienen que pasar delante suyo y escucharle sí o sí, además tienen que dar algún tipo de veredicto con sus caras, ya que Ethan los mira a los ojos sin piedad.

A los pocos minutos una chica americana que iba con los cascos pasa por delante de él. 20 metros más tarde se da la vuelta sobre sus propios pasos y vuelve. Deja dos monedas de 25 centavos (medio dólar) y dice: "Me encanta esa canción" (La canción era Wonderwall de Oasis). La chica había pasado de largo pero ha tenido que volver. Poco a poco la batalla se va volviendo muy favorable a Ethan, la gente va soltando un dólar por aquí, unas monedas por allí, sonrisas de aprobación por doquier, algún comentario del tipo "¿Cuanto te ha costado la guitarra?"... Una mujer latina se acerca lentamente buscando en su monedero. Deja 10 dólares en la funda de la guitarra. ¿Perdona? ¡Diez dólares! Igual se ha equivocado... Increíble.

Después de una hora tocando y de haber tenido que recoger la pasta una vez (no es plan que parezca que te estás forrando) un ruido de fondo comienza a molestar a Ethan. A los pocos minutos se da cuenta que al final del pasillo otro "guerrillero" está aporreando dos cubos de plástico como si no hubiera un mañana. El ruido es bastante molesto porque los pseudotambores resuenan un montón. En cualquier caso ya ha estado más de una hora y media tocando y cree que ha cumplido su cometido de "quitarse la espinita". Por hoy, es suficiente. Recoge sus bártulos, pasa por delante del otro guerrillero lanzándole una mirada del tipo "¿Y a eso le llamas música? ¡Aficionado!" y se marcha a casa.

Cuando llega, extiende todo su botín sobre la cama y lo cuenta. 22 dólares con 31 centavos. No es tanto y si no llega a ser por la "latina bondadosa" no tendría ni la mitad. ¡Pero ese no es el espíritu! Aquí hay gente que trabaja en bares y no ganan ni 3 dólares la hora (viven de las propinas, por eso es tan importante darlas). Cuando Elisabet llega pregunta sin entender nada "¿Y todo este cambio qué hace aquí tirado?". "Ah, eso...", dice Ethan como restándole importancia."Nada, lo que he ganado hoy". Elisabet está súper emocionada porque sabe lo que significa esa pequeña batalla. Así que para celebrarlo se quedan escribiendo un rato en casa y luego se van a comer una barbacoa koreana.


En realidad, el plan de la barbacoa koreana ya lo tenían programado desde la semana anterior cuando conocieron a Soo Kim, la amiga koreana de Pedro. Ella ha organizado este tour gastronómico e internacional. Cuando llegan al restaurante Soo está junto a otra amiga que también trabaja en la ONU. Se llama Lee y es china. Luego llegan Pedro y su hermana Nati, otra chica brasileña que también trabaja en la UN y Yosiko, una japonesa. Así pues, comparten una sabrosa barbacoa koreana con representantes de gran parte de oriente. La comida está muy buena y es muy gracioso ver a Soo hablar en koreano con los camareros mientras todos tratan de hablar en inglés.

Cuando salen, la anfitriona propone ir a tomar un postre típico koreano. Es una especie de helado, con trozos de hielo picado, con gominolas, con frutas... y con sirope de judía roja. Vamos el típico toque de fabada asturiana que le viene bien a cualquier postre... A pesar de lo que pueda parecer está muy bueno. Eso sí, del sirope de judía no conviene abusar. Un toque sí, pero tampoco es bocatti di cardinale.

Mientras saborean este curioso postre, la conversación deriva hacia la Thermomix, el famoso robot de cocina que está tan presente en la vida de E&E puesto que la madre de Ethan se dedica a desarrollar recetas para esta empresa. Pedro y Nati son fans totales del robot así que entre todos intentan explicarles a sus amigas orientales qué es eso de "robot de cocina". Yosiko, la japonesa se había imaginado un robot japonés (con manos, piernas...) que te hace la comida. Eh... no, no va por ahí la cosa. Soo se emociona muchísimo porque dice que ahora por fin podrá casarse ya que ella no tiene ni idea de cocinar y en su cultura es indispensable. Elisabet se muere de la risa cuando utilizan el Iphone de Pedro para poner un video de la madre de Ethan cocinando con la Thermo. "Ohhhh... Ahhhh" exclaman las chicas en una estampa típica de película oriental. "¡Es famosa!" "Tiene que venir a Korea a hacer eso" "Y a China"... Elisabet sigue con su ataque de risa que le dura ya toda la noche.

Se despiden del grupo quedando para alguna otra ocasión, esta vez un brunch chino. Un no parar. Afortunadamente el tren llega pronto así que cuando quieren darse cuenta están en casa teniendo dulces sueños en los que se habla koreano con acento inglés, thermomixes chinas, risas, de todo un poco...

miércoles, 18 de abril de 2012

Capítulo 26: New week


Una nueva semana da comienzo después del ajetreado fin de semana. Elisabet tiene que ir a clase, pero como van a poner una película que ya ha visto, prefiere quedarse en casa escribiendo. Ethan vuelve a ir al parque como cada lunes, miércoles y viernes, para hacer un poco de ejercicio. Cuando llega al parque piensa que desde ese sitio se tienen que ver unas puestas de sol muy bonitas, ya que el parque está en el oeste de Manhattan.

Cuando llega a casa Elisabet sigue escribiendo. Ya lleva más de la mitad de la película escrita y está muy contenta con el resultado. Ethan se pone a hacer la comida. Hoy toca de nuevo pasta. Rico y barato. Disfrutan del manjar viendo algo y planean qué hacer esa tarde. Elisabet busca por internet y encuentra un parque situado detrás de la Biblioteca Nacional llamado Bryant Park. Lo bueno del parque es que pueden ir a escribir con el ordenador porque además hay wifi gratis.

Así que allí se dirigen para pasar la tarde. El famoso parque es más bien un parquecito. En realidad es curioso porque se trata de una explanada de césped del tamaño de un campo de fútbol, pero que no se puede pisar. De este modo, el parque está formado por mesitas, sillas y alguna cafetería. Aunque el césped no es pisable, produce una extraña sensación de paz observar esa inmensa alfombra de hierba inmaculada rodeada de rascacielos. En este remanso de paz pasan un par de horas.


Vuelven pronto a casa porque Ethan ha pensado que pueden ir a cenar al parque donde él va a correr y así ver la puesta de sol. Preparan una ensalada de lentejas y se dirigen hacia su destino dándose cuenta que las distancias son más largas cuando uno no va corriendo. Además el sol va bajando y no quieren perderse el espectáculo. Afortunadamente llegan justo a tiempo para disfrutar de unos 20 minutos de caída de sol.

La vista es espectacular con el sol escondiéndose por el lado de New jersey, tras algunos edificios al otro lado del río. Hay un montón de mesas de madera para poder cenar o merendar, así que se acomodan en una cercana al borde del paseo. Otras parejas y familias tienen una idea similiar, pero hay mucho sitio así que prácticamente están solos. Se oye el ruido de la gente que pasa haciendo running. Curiosamente hay tres chicos haciendo una especie de aeróbic. Lo gracioso es que están siguiendo un vídeo que están viendo en un ordenador portatil que se han llevado al parque. Otros deportistas están haciendo capoeira (un arte marcial brasileño) por otro lado del parque. Se ve que la hora de hacer deporte es más bien esta.


E&E cenan y se quedan a ver las luces nocturnas al otro lado del río. Cuando ya han tenido bastante vista por hoy se dirigen a casa. En realidad es muy pronto porque han cenado a las 20 pm, con la cosa de ver la puesta de sol. A las 12 pm tienen bastante hambre, pero prefieren ver una película y dejar el comer para el desayuno del día siguiente.

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Desayuno en la cama, como no. Las cookies de este país tienen algo especial... están buenísimas. Al café se han ido acostumbrando, aunque no es como el español, ni mucho menos. También se han dado cuenta que aquí la gente no entiende el concepto de tomarse un café. Cuando en España o Argentina dices "Vamos a tomarnos un café" en realidad no te estás refiriendo a "Vamos a ingerir un líquido negro con cafeína". Pero aquí sí. En esta ciudad toman café todo el día pero lo hacen por la calle, corriendo de un lado a otro... No tienen el concepto de sentarse a disfrutar de la charla, siendo el café sólo una excusa. Diferencias.

Durante la mañana no hacen mucho más que escribir, preparar la comida y poco más. Elisabet tiene clase de 4 a 7 pm y Ethan tiene clase de 18.30 a 21.30. Elisabet se marcha. Ethan iba a ir a ver el partido del Madrid contra el Bayern en el mismo sitio que vio el partido anterior, pero al final por no ir y quedarse 2 horas sin hacer nada por allí, decide verlo en internet. Al final se siente aliviado por no haber ido al bar para ver a su equipo jugando tan mal.

Ethan decide tocar un poco la guitarra antes de irse. Cuando ya le queda poco para marcharse aparece Jason. Éste se emociona al oír la guitarra y va rápidamente a por unos bongos para sumarse a la tocata... Ethan le explica que tiene que irse, pero como lo ve tan emocionado decide quedarse un rato más y toca la canción "Wonderwall" que es la única que sabe que Jason va a conocer. En realidad Jason no se la sabe muy bien así que Ethan es el que lleva la voz cantante (nunca mejor dicho) mientras su compañero se va sumando a las palabras que va reconociendo al mismo tiempo que aporrea con entusiasmo unos minibongos. Una imagen verdaderamente divertida. Antes de marcharse Jason promete que se va a aprender la letra para acompañarle mejor la próxima vez. Gran tipo.

Ethan está un poco preocupado porque su compañero Justin no le envió la escena que tenían que prepar para esta semana hasta el viernes o el sábado. Aunque se trata de una escena corta, no es fácil porque tienen que añadir "actividades" que hacer mientras dicen sus lineas. Por ejemplo ver el móvil, apuntar algo... hasta seis actividades en la misma escena. La clase es un poco aburrida, la verdad. La gente no entiende el concepto de seleccionar escenas "cortas" y algunos no se saben bien su texto, así que se avanza poco. Nicolás ya le ha confesado a Ethan que el curso no le ha gustado mucho. Ethan cree que para ser lo primero que hace en EEUU no está mal, pero sí, es un poco básico.

Cuando le toca hacer su escena (son los penúltimos) todo va más o menos bien hasta que Ethan se traba con una frase y no logra recordar su texto. Vaya, para 4 frases que tenía, se olvida. Un poco desanimado pero con la firme propuesta de aprenderse la siguiente escena mucho mejor, parte de vuelta a casa. La semana siguiente le toca con Tommy, quien le propone hacer una escena de alguna película de Bardem, ya que según Tommy, Ethan se da un aire a dicho actor español, "En los pómluos o algo así". Vale Tommy, lo que tú digas. En cualquier caso, es uno de los tíos más simpáticos de la clase, así que seguro que va a ser divertido.

Esta vez Ethan no se pierde por lo que a las 9.20 pm está en casa. Piden comida mexicana sin venir a cuento. Ya son casi dos semanas sin comer nada de Jesus Tacos y eso no puede ser. Se equivocan con el pedido y les traen dos bandejas de nachos y un burrito (en vez de 1 y 1). Se guardan unos nachos para otro día y a disfrutar viendo Alguien voló sobre el nido del cuco, pensando que era una película de miedo o suspense, pero no. Aún así estaba muy bien. Sin más, se van a dormir.

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Miércoles. Elisabet madruga mucho. Hoy le toca clase de 9.30 a 4.30. Una buena paliza. Ethan por su parte se levanta algo más tarde y vuelve a su parque preferido. Una vez en casa se come la pasta que sobró del otro día y lo que sobró del burrito la noche anterior. Es increíble pero este tipo de comidas están casi mejor al día siguiente que el mismo día. Una delicia. Después de comer todavía hace un poco más de ejercicio en casa, siguiendo unos vídeos de internet.

Hoy juega el Barça y también puede verlo por internet. Elisabet llega sobre las 4.30 y suben a la azotea para escribir allí. Aunque está nublado y amenaza lluvia, no hace frío y se está muy bien. Es una gozada porder pasar estos ratos. Aunque es un rato breve porque empieza a lloviznar a la media hora de estar allí. Bajan a casa para seguir escribiendo y tocando la guitarra. En un rato probablemente cenarán, verán algo en la tele y se irán a dormir. El jueves, será otro día.


lunes, 16 de abril de 2012

Capítulo 25: Some activities...


Sábado por la mañana, E&E no tienen tiempo para dormirse en los laureles ya que tienen entradas para ir al Carnegie Hall, el famoso treatro neoyorkino donde tocaron The Beatles, Sinatra y todos los grandes artistas de nuestro tiempo.

En un principio creían que iban a ver un espectáculo sobre bandas sonoras de cine donde se iba a interpretar en directo la música de películas como Star Wars, Regreso al Futuro... Desafortunadamente, cuando Elisabet confirmó la compra de las entradas por 9 dólares cada una, se dio cuenta de que en realidad había comprado entradas para un especial con la música de los teleñecos. A pesar de la equivoación, seguía siendo una oportunidad para ir al Carnegie Hall por poco más de 5€ cada uno.

Al llegar y superar el vértigo inicial (están casi en las últimas filas) disfrutan de un concierto bastante entretenido, aunque el sistema audiovisual del teatro no es el mejor para un espectáculo de estas características. Allí estaban la rana gustavo, peggie y todos los míticos personajes, pero hacía falta un catalejo para poder ver algo. No obstante la música y el maestro de ceremonias están muy bien.


Al salir caminan un rato por Times Square, ya que casi no han pasado por esta zona. Los carteles y juegos de luces siguen siendo impresionantes aún a plena luz del día. Al llegar a casa comen la pizza que había sobrado del jueves y deciden salir otra vez para aprovechar el magnífico día. Antes de salir contactan con un amigo español, Pedro, que conocieron en la fiesta de Rafaella del primer fin de semana en NYC. Resulta que Pedro está con una amiga coreana en Central Park, así que se reunen allí.

Deciden ir en autobus aunque sea más lento porque les deja más cerca de la zona donde han quedado y además porque es un delito meterse en el metro con el día que hace. Un rato después de llegar al parque se encuentran con Pedro y con Kim. Ambos llevan bastantes años en Nueva York y se conocieron trabajando en la ONU. E&E han conocido ya a varios españoles que trabajan en este lugar, aunque ninguno llevaba tanto tiempo como ellos. Pasan el resto de la tarde en el parque contándose sus vidas hasta que empieza a hacer un poco de frío. Kim se ha tenido que ir porque había quedado, pero otra amiga de Pedro, Mari (esta vez italiana, también ex de la ONU), se une a ellos para tomar un café.


Es increíble la cantidad de gente que se puede llegar a conocer en esta ciudad. El café mocca les sabe a gloria resguardados del repentino cambio de clima, que ha pasado de soleado a nublado y frío. Mari se despide también porque ha quedado en cuidar a la hija de una amiga por esa noche, así que los tres mosqueteros que han sobrevivido a la tarde del sábado deciden ir a cenar algo bueno, bonito y barato.

La opción elegida es una hamburguesa, pero en el otro lado de la ciudad, exactamente en la hamburguesería Five Guys. Según Pedro estas son unas de las mejores hamburguesas de la ciudad y efectivamente tiene razón. Con la barriga llena se pasan por un bar que les han recomendado mucho, el Fat Cat.


La particularidad de dicho bar es que hay un montón de mesas de billar, ping pong, futbolín y un juego raro tipo curling pero de mesa. El sitio les encanta y se prometen volver algún otro día para jugar a algo. Esta vez solo disfrutan de una cerveza y de escuchar a una banda de jazz tocando en directo. Lo que no disfrutan tanto es cuando un tío con una melopea bastante importante se sienta a unos cuantos metros suyos y empieza a vomitar hasta la primera papilla. La novia del sujeto vomitador también va "fina mandarina", por lo que se cae al suelo cuando intenta ayudar a su pareja. Los amigos les ayudan a levantarse, limpian al sujeto y... siguen jugando. No obstante la gente de seguridad viene en seguida a limpiar y hacerse cargo de la situación ya que no es una escena muy común en este sitio. No es un lugar tanto para beber, sino más para venir a jugar con los colegas. Además te dejan comprar la cena en cualquier lugar de fuera y meterla al bar para comértela allí. Eso mola mucho, aunque se alegran de no haber tenido esa idea justo ese día. La cena no les habría sentado tan bien gracias al sujeto.


Una vez que han hablado de lo divino y lo humano durante unas horas se van a casa. Al día siguiente es un día importante para Ethan... Afortunadamente y sin que sirva de precedente el metro pasa rápido y llegan relativamente pronto a casa. En el metro, la nota simpática la pone un asiático que literalmente se duerme de pie abrazado a una barra del vagón. Los viajeros intentan contener la risa cuando el durmiente está a punto de ceder a la gravedad finalizando así una postura imposible.

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Domingo, 8.30 am. El despertador del móvil irrumpe el sueño de Ethan sin piedad. A la ducha entre legañas y a hacerse el café. ¡Hoy es el primer día en que va a participar en un proyecto audiovisual y neoyorkino! Por eso, el madrugón merece la pena. Aunque los dos donuts domingueros de camino al lugar donde tiene que "rodar", no se los quita nadie.


El proyecto en el que va a participar se llama Zoetropya (www.zoetropya.com). Es una iniciativa muy novedosa que mezcla cómic, fotografía y webseries. Su amiga Carmen lleva este proyecto junto a otros españoles que han ido conociendo aquí. La historia transcurre en un mundo de robots, donde los humanos se han extinguido. Ethan interpreta a un robot camorrista, una especie de punk, que molesta a otro robot inferior y que el protagonista debe salvar. No se trata por tanto de un rodaje de vídeo o película, sino más bien de una sesión de fotos. Aún así se divierte mucho y es su primer proyecto en Nueva York, así que está muy contento.

Ethan sale corriendo del rodaje para ver si llega a la iglesia, pero cuando se encuentra con Jared y Elisabet estos están saliendo por la puerta. El servicio ha estado bien, según cuenta Elisabet, aunque esta vez no estaba el pastor ex-jugador de hockey hielo. Una pena. Pero para "suerte" de Ethan, ha llegado a punto para ir a la mega tienda donde compró Elisabet la otra vez. Yuju.

Pasan a buscar a Rhonda y se dirigen al palacio de las compras donde intentan ser lo más rápidos posible ya que les han invitado a una barbacoa en Brooklyn a las tres. El sitio de compras se llama CosCo y es la pesadilla de cualquier persona a la que no le guste hacer compras. Además todo es exageradamente grande. Si quieres comprar papel higiénico puedes comprar 36 o 48 rollos. Demasiado papel higiénico. Casi todo es así excepto algunas cosas que tienen medidas más normales. Ethan escucha como dos americanos que se cruzan se saludan y cuando se despiden dicen: Happy Shopping! (¡Felices Compras!). En fin.

Obviamente, sobre las 3 están llegando a su departamento, con el tiempo justo para dejar las compras y salir pitando para Brooklyn. De nuevo Manuela y Derrick han invitado a varios de los colegas de clase de guión así que se juntan con Lottie, Andrea y Shady. No habían empezado a comer más que los aperitivos, así que cuando llegan E&E, sobre las 4 pm, da comienzo la comida de forma oficial. Carne, guacamole, sangría, zumo de cebada... todo muy, muy rico.


Al terminar los postres casi no pueden moverse. Una pareja brasileña amiga de Manuela se une a la fiesta. Un rato más de risas y charla en la casa y salen a buscar algún bar cercano. A tomar algo, ya que "casi" no han comido ni bebido nada. Cri cri. Andrea se despide del grupo que elige un bar llamado 61 (porque está en el número 61 de una calle, no muy originales, la verdad). Pero el sitio es genial y la pareja brasileña, al igual que el resto, son muy simpáticos y agradables.

Cuando ya se han cansado se marchan a dar un paseo por el promenade, algo así como un paseo al lado del río, cerca del puente de Brooklyn. Las luces nocturnas de Manhattan los deja embobados durante unos minutos. Es exactamente como las películas. No mucho más tarde comienzan el camino a casa junto a la pareja brasileña que también va en su dirección. Un gran fin de semana para no tener casi nada planeado...

domingo, 15 de abril de 2012

Capítulo 24: Friends!


El jueves también iba a ser un día bastante normal en la vida de E&E. Cosas típicas como ir a clase y pasar el día en el piso. Ethan está escribiendo un guión para un cómic que le han pedido y le está ocupando bastante tiempo. Es una historia breve que se desarrolla con la guerra de Vietnam como contexto, por lo que hay que estudiar un poco de historia para no liarla mucho.

Ambos pasan la mañana con sus respectivos quehaceres hasta la hora de comer, cuando se conectan a skype para hablar con varias personas. Al final, entre unos y otros se tiran más de dos horas pegados al ordenador hablando con amigos y familia. Y qué bien sienta... Tras esta provechosa charla de ultramar tienen que ir a comprar algunas cosas porque esa tarde-noche van a venir los compañeros de Elisabet a su casa para cenar y ver una película.

Poco después de la hora señalada van apareciendo por casa, primera Lottie, la compañera inglesa, luego Manuela y Derrick, brasileña y americano respectivamente. Una hora más tarde aparece Shady, quien se había perdido por Harlem. Piden un par de pizzas y ven una de las películas más cutres del género de terror: Paranormal Acivity 3. Mala de narices. Lo peor que le puede pasar a una película de género, intentar dar miedo y acabar dando risa.

A diferencia de la película, la compañía es muy agradable. Al rato de acabar la peli los visitantes se van marchando, esta vez les toca viajar a ellos. E&E sólo viajan del salón a la cama. Mañana más.

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El viernes comienza igual que un día normal, clases, ejercicio y después de comer ver si hay algún plan para la tarde. Ana, la arquitecta que les invitó a la barbacoa la semana pasada les ha propuesto quedar para tomar algo por la tarde. E&E se desplazan hasta Grand St, donde han quedado. Al llegar a la parada de metro con dicho nombre se quedan alucinados. De repente están rodeados de asiáticos, por todas partes. De un momento a otro dejan de ver americanos y sólo se ven asiáticos por todos lados. Efectivamente, sin esperárselo se han bajado en pleno Chinatwon. Es increíble ver todos los carteles en chino, la gente... un cambio total. Les recuerda bastante a su antiguo barrio, concretamente a la calle que va de lavapiés hasta ribera de curtidores.


Se encuentran con Ana en la puerta del bar donde han quedado. Se trata de un local con una decoración un poco rara, con una extraña mezcla de romanticismo y barroco, salpicado por animales disecados. Las bebidas no son caras ya que se encuentran en la famosa happy hour. Se entretienen durante un buen rato bailando música rock y swing de los años 50. Al rato llega Lottie y se une a la fiesta. Cuando ya se han cansado de bailar y les aprieta el hambre, se marchan buscando un sitio para comer.

Una extraña fuerza interior les impulsa a alejarse un poco de Chinatown para comer. Caminan unas cuantas calles hasta que llegan a un sitio donde hacen crepes. Para la tranquilidad de Ethan, también hacen hamburguesas. Si no, habría preferido jugar a la ruleta rusa (china en este caso) con cualquiera de los puestos callejeros de a pequeña China neoyorquina. Todavía no puede entender la costumbre de comer crepes o muffins dulces para cenar. Se ve que en Inglaterra también es algo común porque Lottie está encantada. Aquí la gente vive al límite y se toman un postre o un desayuno para comer. En fin, diferencias.


Unos minutos después devoran sus respectivos platos y se vuelven a subir al gusano metálico que recorre las entrañas de la ciudad, también llamado metro. Una vez más de vuelta a casa. El traqueteo del subterráneo les mece en un apacible entresueño. Ya es hora de llegar a casa y entregarse del todo en los brazos de Morfeo.


miércoles, 11 de abril de 2012

Capítulo 23: Vida normal


Y es que lo que E&E están haciendo en NYC es vivir. No es un simple viaje turístico, se trata de vivir y hacer vida en Nueva York. Por eso, a veces sienten que no todo es tan emocionante como los primeros días. Que poco a poco se van ajustando a una especie de rutina, que tiene que ver con ir a clases, hacer la comida, estar en casa...

Por eso mismo, el lunes es un día bastante rutinario. Elisabet tiene clase al mediodía así que por la mañana hacen un poco de ejercicio y después van a buscar unos pantalones para ella. No es que no tenga más pantalones, sino no podría salir a la calle. Pero necesita otros negros porque los suyos han dicho que querían morir en NYC. En esta ciudad también hay H&M, por lo que se dan una vuelta por allí. Los precios son similares a los de España; quizá un poco más baratos por la superioridad del euro frente al dólar. También tienen que hacer la compra de comida y cosas para casa, ya que la mega compra que realizó Elisabet ya va escaseando. Eligen el Path Market que está cerca de casa y le piden el carro de la compra a sus vecinos. Mucho mejor, porque últimamente se dejaban la espalda cada vez que tenían que comprar. El mercado está a unas cuantas calles y al volver el camino es cuesta arriba.

Cuando están comprando Ethan se enamora de un filete de vacuno de dos dedos de grosor. No obstante, comparte su amor con Elisabet para cenar esa noche. Carne con ensalada de... espinacas, obviamente (¡aunque ya quedan menos!). Jason se ha ido a pasar el día a Atlantic City porque le ha visitado un amigo, así que no le verán hasta el día siguiente. Ven una peli mientras cenan y a dormir.

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El martes amanece prometedor. El sol entra con fuerza por la ventana sumándose a la calefacción central y llevando a nuestros protagonistas casi al punto de cocción. Desayunan en la cama y deciden ir a dar una vuelta rápida por el barrio antes de que Elisabet se vaya a clase. En cuanto salen por la puerta el clima da un giro inesperado y empieza a lloviznar y a soplar el viento. El paseo se convierte en un rápido trote bajo el inminente aguacero.


Elisabet se marcha a clase mientras Ethan se queda en casa, un poco preocupado porque hoy tiene clase de interpretación y teme no saberse bien su texto (aunque lo ha repasado bastantes veces con Elisabet). Al llegar a clase se encuentra otra vez con Nicolás, el chico argentino, y le pide su facebook para tener el contacto y poder verse otro día. Todos se encuentran mucho más sueltos. Incluso Ethan, para su sorpresa. La clase consiste en ir haciendo las escenas 3 veces seguidas. La primera sin grabar, la segunda grabando y la tercera introduciendo unos cambios que indica el profesor (profesora en este caso, ya que el profesor titular no podía venir).

Ethan sale en cuarto lugar con Nora, su partenarie en la escena. Se trata de un fragmento de la película "The Butterfly Effect". Por lo visto lo hacen bastante bien, la gente aplaude al final (aunque aplaudían al final de todas las escenas, en su caso, y en otros, los aplausos eran sinceros) y cuando tienen que visionar el trabajo, la profesora los felicita. También hay otros compañeros que lo hacen muy bien... y otros no tanto. Pero todos se animan bastante. Aquí en EEUU no suelen tirar el trabajo de nadie por tierra y valoran mucho el esfuerzo. Por eso si haces algo mal, te "desafían a hacerlo mejor". La clase continúa sin sorpresas y al terminar toca escoger otro compañero para el siguiente desafío. Justin le pregunta a Ethan si quiere hacer la escena con él. Justin es un canadiense que vive en NYC y tiene el aspecto del típico chico perfecto de película. Ojos azules, rubio, sonrisa encantadora... Tan perfecto que recuerda al príncipe de Shrek. En cualquier caso, es muy simpático, así que seguro que mola trabajar juntos.

Cansado después de la clase, Ethan sólo tiene ganas de llegar a su casa, cenar y a dormir. Pero, oh error, por alguna jugada del destino se equivoca de sentido en la línea de metro y se va para el otro lado. Lo mejor de todo es que va tan empanado que tarda como cuatro paradas en darse cuenta. Un camino de media hora o menos se convierte en una travesía de 1 hora y pico. Cosas que pasan.

Elisabet ya había empezado a preocuparse, porque además desde el metro no hay cobertura y es imposible llamar. Además la tortilla de batata y la ensalada (¿de qué?...) se estaban quedando tiesas. Finalmente llega y cenan. Jason está en casa y ven juntos una película Irlandesa de dibujos animados llamada "The Book of Kell", visualmente impresionante. Luego... a dormir.

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El miércoles vuelven a desayunar en la cama. Lo de desayunar en la cama no es porque se hayan vuelto unos sibaritas neoyorkinos. Simplemente no hay una buena mesa para comer a gusto, quitando la pequeña del salón. Y como a esas horas tampoco apetece cruzarse con su roomie ni hacer ruido para no molestarle, suelen desayunar en la cama casi todos los días.

Elisabet tenía clase a las 9.00 am pero decide no ir porque estaba muy cansada y porque además iban a ver una peli que ya había visto. Va a ir a segunda hora. Cuando llega a clase le dicen que ese profesor no ha venido ¡Epic Win!. Ethan se queda en casa, hace un poco de ejercicio y le da vueltas a componer una canción. Desde que su grupo decidió separarse no ha compuesto nada y ha dudado mucho sobre si volverá a componer algún día. Pero hay una canción dando vueltas por la casa...

En cualquier caso se tiene que ir pronto. Ha quedado a las 4pm con Elisabet en un bar en la calle 44: The Irish Rogue. Resulta que es un bar donde se reune una peña madridista en NYC. Hoy juegan el Madrid y el Atlético de Madrid y hay que verlo.

El madrid gana 4-1 para alegría de los madridistas. Un americano-cubano de unos 100kg no ha dejado de gritar durante todo el partido. Frases en inglés. Una vez acabado el partido empieza a cantar una canción acompañándose del hilo musical: "I don't wanna see Messi, I don't wanna see Iniesta, I don't wanna see Xavi Hernández.... Cause Barcelona sucks!! Barcelona Sucks". Lo alucinante es que la canción se la acababa de inventar (después de haber engrasado sus cuerdas vocales con unas cuantas pintas de cerveza) y poco a poco todo el bar empieza a seguirle. De película.

En volandas de la hinchada, E&E salen del bar y pasean hasta Columbus Square donde cogen el metro a casa. Hoy no ha sido un día muy especial, quizá rutinario. Pero, ¿acaso no es especial adquirir rutinas estando en Nueva York? ¡Bendita rutina!

domingo, 8 de abril de 2012

Capítulo 22: Barbacue(s)!!!


En san viernes santo, Elisabet no tiene clase. No se levantan muy tarde porque quieren aprovechar para hacer un poco de ejercicio juntos ya que casi nunca pueden. Desayunan en casa y se dirigen al Riverbank Park, a orillas del río Hudson, donde Ethan ya es un habitual. Elisabet se emplea a fondo y tras un rato de mover los músculos vuelven a casa.

En el camino se cruzan con una imagen un tanto extraña. Una especie de mini-procesión atraviesa las calles de Harlem. Serán unas 70 personas como mucho, pero llaman la atención porque la mayoría son monjes vestidos con hábitos grises y largas barbas. También hay algunos "seculares" y todos van recitando oraciones en latín. Da un poco de yuyu, para ser sinceros. A la cabeza del grupo, unos 20 metros por delante, un monje afroamericano carga una cruz y una corona de espinas. Curiosa estampa.

Una vez en casa, pasan la mañana escribiendo y haciendo la comida. Arroz con calabacín y pollo. Muy rico todo. Por la tarde noche les han invitado a una barbacoa en Brooklyn. Manuela, la compañera brasileña de Elisabet, y su prometido (desde hace dos días) van a celebrar el final del curso de fotografía de Derrick (así se llama el novio) con sus compañeros y otros amigos. Ethan decide no cargar con la cámara de fotos pensando que en una reunión de fotógrafos no hará falta. Craso error, nadie tiene cámara, así que no hay documento gráfico del evento en cuestión.

Llegan al barrio a eso de las 20.15. Al entrar a la casa y hacer las típicas presentaciones y decir qué están haciendo cada uno en NYC, Elisabet dice: "Este es Ethan, está estudiando interpretación". "Ah, pues que pase por aquí. Esta es la zona de los actores". Dos chicas saludan al otro lado de la habitación. Es una simple anécdota, pero es verdad. NYC debe tener una de las mayores concentraciones de actores por metro cúbico (sí, cúbico). Dicen que en Los Ángeles es todavía más exagerado, pero aquí es bastante impresionante.

Derrick es el encargado de pasar la carne por el fuego. Hamburguesas, salchichas y pollo. El primer pollo le queda totalmente afroamericano. Pero la segunda tanda y el resto de la comida está deliciosa. Entre los asistentes sólo hay dos chicos, Derrick y Ethan. La velada parece una reunión de la ONU. Suiza, Croacia, Holanda, Brasil, Mexico, EEUU, España, Argentina... y Andorra. Una de las chicas es de Andorra. E&E encuentran muy curioso que la única andorrana que han conocido en su vida la hayan tenido que conocer en NYC.

La horas pasan entre acentos y agradables conversaciones en torno a métodos de interpretación, vidas pasadas y proyecciones sobre planes futuros. La comida da paso al postre con una exquisita ensalada de frutas con helado. Todo bien acompañado por una cerveza hecha en Brooklyn. Cuando se quieren dar cuenta son más de las 00.30. El metro no va tan mal como esperan, pero llegan a casa con el único propósito de caer rendidos.

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El sábado por la mañana no tienen tiempo para mucho más que escribir un rato, ver el mail y poco más. Están invitados para comer otra barbacoa en Brooklyn. Una chica que conocieron en el cumpleaños de otra amiga al poco de estar en NYC, los ha invitado a disfrutar de los placeres carnívoros.

Se supone que cada invitado puede llevar algo para beber o para el postre. Ellos salen con el tiempo justo (como casi siempre) y tienen que pasar por la licorería para comprar un vino (un vino argentino muy resultón y a buen precio) y por el path market para comprar unas cookies. Elisabet está estresada porque van tarde y porque el ejercicio del día anterior se le fue de las manos. Tiene unas agujetas tremendas que la obligan a caminar de una forma dolorosamente cómica.

El caso es que van discutiendo de camino a por las cookies. En un momento acalorado, Ethan se frena en seco para respirar hondo y contar hasta diez. Elisabet sigue su camino. En estas un afroamericano de unos 30 años, con gorra para atrás y pintas de rapero se acerca a Ethan y le pregunta: "¿Hablas inglés?". Ethan le responde sorprendido que sí y el colega le suelta: "Muy bien hecho tío... Nunca tienes que dejar que te vean enfadado. Si te ven que pierdes los nervios ganan ellas... te lo digo yo, que llevo 10 años casado". El sujeto en cuestión le ofrece el puño para que Ethan lo choque en forma de "saludo del guetto" y se marcha diciendo "¡Paz, man!". Ethan sonríe pensando en lo surrealista de la situación. Esto sólo pasa aquí, obviamente.

Cuando llegan a Brooklyn no es tan tarde como parecía que iba a ser, así que van tranquilos. La casa de Ana está en un bonito barrio y tiene un jardín en la parte de atrás que va a servir de sala de estar para la ocasión. El día es espectacular.

La realidad es que al llegar, se encuetran con 3 chicas luchando por encender una bolsa de carbón. Le preguntan a Ethan si sabe algo de encender fuegos. El orgullo argentino contesta que sí, antes de que Ethan pueda pararse a pensar si va a ser capaz o no. El carbón sólo no va a encender así que hay que buscar algunas maderas para quemar. Están a punto de incinerar una silla vieja que en realidad esperaba ser restaurada... felizmente encuentran unas perfectas tablas y la situación vuelve a estar controlada. En pocos minutos un ardiente fuego arrebata los carbones hasta dejarlos blancos y a punto para acercar la carne. Hamburguesas, chorizos, mazorcas, ensalada y un sol espléndido hacen que el momento sea memorable. Incluso una curiosa ardilla urbana se acerca al final de la comida para compartir con ellos su alimento. Lo cierto es que una ardilla (al menos esta) vista de tan cerca no parecía tan simpática como las que se ven en central park. Era enorme y se acercaba sin cautela. Parecía una rata disfrazada.

Una vez que han disfrutado de la sobremesa y el café deciden viajar hacia Christopher St para dar un paseo y tomar algo en algún bar. Llegan a su destino tras un indeciso trayecto en metro. Acaban tomando otro café en una bonita cafetería francesa. El resto de nuevos amigos (la mayoría eran arquitectos españoles que por una razón desconocida sabían todos italiano, una actriz, una comunicadora de la ONU...) se van a una obra de teatro mientras E&E se quedan por la zona ya que sobre las 8 les han invitado a un cumpleaños muy cerca de ahí.

Compran un chocolate con mango y chili para el homenajeado y se acercan después de dar un paseo para hacer tiempo. Aún así, son los primeros en llegar, y eso que son españoles... El cumpleañero, Álvaro es amigo de Carmen, la primera amiga española que se encontraron en NYC. Les recibe con una fuente enorme de sangría toda para ellos. Lo bueno de ser los primeros. Los invitados van llegando, disfrutan de la charla, de unas ricas tostas y de un rato estupendo. El plan es seguir la fiesta en algún local de baile, pero E&E ya no dan más, después de estar todo el día fuera. Viajan juntos una parte del trayecto y se despiden.

Al llegar a casa, a pesar de estar rendidos, Ethan no se puede dormir. Se pone a ver una película llamada "Butterfly Effect" en el ordenador. Después de verla, sigue sin poder dormirse dándole vueltas a la cabeza. Finalmente entre teorías y filosofías se duerme.

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El domingo E&E tienen la costumbre de desayunar en el Dunkin Donuts. En realidad es una costumbre adquirida en las últimas dos semanas, pero es tiempo suficiente para afianzarla. Como no querían ir apretados con el tiempo y la tienda estaba abierta cuando volvieron la noche anterior, compraron un par de donuts nocturnos. Lo que sea con tal de arañar unos minutos al despertador...

Esta mañana van a la iglesia con Jared y Rhonda, los vecinos del 6º. Hoy repiten en su iglesia, la del pastor ex-jugador de hockey sobre hielo. Hay bastante más gente por ser Domingo de resurrección. El servicio está muy bien, tanto el mensaje como el tiempo musical. Una cosa que no entienden muy bien E&E es la tradición de los huevos de pascua. Durante el servicio anuncian que esa tarde tienen una actividad especial en Central Park, donde han escondido unos 2000 huevos de chocolate para que los niños hagan la búsqueda pertinente. Al salir de la iglesia le preguntan a sus amigos, pero no saben. Lo han hecho toda la vida, es una tradición (que en principio no tiene nada que ver con la iglesia) pero no saben de dónde procede. Habrá que mirar en google.

El plan continúa con un delicioso brunch en un restaurante francés donde Rhonda y Jared habían trabajado hace tiempo. La comida es espectacular y todo el mundo les saluda súper amablemente. Se ve que cayeron muy bien en su etapa aquí. Cuando ya están llenos les invitan a dos postres que haciendo un gran esfuerzo consiguen terminar. Gran esfuerzo.

Por cierto, en la mesa de al lado se sienta una famosa. E&E no saben el nombre pero les suena mucho la cara (ver foto). Sus amigos les comentan al salir que había bastante chismorreo en la ciudad porque esa famosa estaba en el restaurante con otro actor. Resulta que habían empezado a protagonizar una obra juntos y ambos se habían divorciado de sus parejas para salir juntos. Vaya tela. Y vaya tela también que ya van 2 Maxis Iglesias y 1 Debra Messing, pero ni rastro de Woody Allen (quitando al doble, Ludovic).


Vuelven a casa con la sensación de que van a reventar. Se tiran un rato en la cama pero después vuelven a la escritura. Al rato suben al roof top, ya que Rhonda y Jared les han enseñado la forma adecuada de subir sin hacer saltar la alarma. El sol se va poniendo sobre Harlem y las vistas invitan a disfrutar del momento. Luego tocará cenar, ver un par de pelis y a dormir. O a intentarlo.

viernes, 6 de abril de 2012

Capítulo 21: Highline Park


Esta ciudad está hecha para gastar dinero. Después de pasar su primer mes en la Gran Manzana, comprenden mejor lo que les decía un americano amigo suyo: "Yo es que cada vez que iba un fin de semana a visitar a mi hermano acababa gastándome una pasta sin saber cómo ni dónde". Es cierto que se pueden hacer cosas baratas o gratis, pero la ciudad está construida y pensada para consumir. Si das un paseo por cualquier parte, los carritos de hot dogs, los cafés, las hamburgueserías, los dunkin donuts... Todos estos agentes del mal se van interponiendo en tu camino y tienes que luchar duramente para no caer en sus garras. Por otro lado, los horarios de la gente para comer son variadísmos, por lo que a cualquier hora del día te encuentras con alguien comiendo en una terraza, en el metro o por la calle...

E&E se levantan un día más. Es miércoles y Elisabet tiene clase de 5 a 8 por lo que puede pasar la mañana escribiendo. Al día siguiente tiene que presentar el primer acto de su película y está un poco nerviosa pensando en si le va a dar tiempo o no, aunque está siendo muy disciplinada y aprovechando bien sus ratos de escritura.

Sobre la 1 pm deciden salir a ver si encuentran un transformador para poder usar la máquina de afeitar y el secador. Sí, la corriente aquí funciona a 110 voltios, con lo que algunas cosas como el móvil o el ordenador, pueden cargarse usando un simple adaptador, pero otros aparatos no funcionan. Necesitan algo que transforme la corriente a los 220V europeos. Caminan por Harlem y entran a una tienda donde no tienen pero les indican dónde pueden conseguirlo. Llegan a la tienda y ven que el aparato en cuestión vale 40$. Sale más barato comprarse una máquina de afeitar y un secador nuevos, así que con la misma decisión que entraron dan media vuelta y salen.

Pasan por una tienda de 99c, los clásicos chinos o todo a 1 euro. El nombre de la tienda es tan absolutamente falso como en España. ¿Por qué ponen Todo a 99c si casi todo vale más? El caso es que compran un bol para ensalada, ya que Jason no tiene ninguno y hasta ahora han hecho las ensaladas en una cacerola. El sonido del tenedor chocando contra el metal de la olla les pone a ambos de los nervios así que van a comprar otra cosa. Por cierto, llevan casi dos semanas comiendo ensalada de espinacas. Espinacas con palitos de cangrejo, espinacas con pollo, espinacas con queso de cabra y tomate... Cuando Elisabet hizo la famosa compra tamaño XXL, se trajo a casa un saco de espinacas. El tamaño de la bolsa era como una almohada grande del IKEA. Sin exagerar. Y todavía queda la mitad. Lo bueno que están bien envasadas, por lo que duran. Ethan opina que demasiado están durando... y eso que le gustan, pero...

Volviendo a casa acontece lo inevitable. Pasan delante de un carro de tacos (es más grande que los carritos de hot dogs porque debe estar siempre en esta ubicación) y sucumben a la tentación de comprarse un taco para compartir por 2$. En realidad 2,50 ya que aquí, en todos los sitios de comida te ponen el precio sin los impuestos, así que siempre es más de lo que piensas. ¡¿Por qué no ponen el precio final?! piensan mientras saborean el taco, que como siempre, está buenísimo. Desde luego la mejor comida mexicana que han comido hasta ahora ha sido en Nueva York.

Llegan a casa y tras el aperitivo mexicano es hora de preparar pasta para comer. Mientras comen, hablan un rato con la familia de Ethan por skype. A las 4.15 pm Elistabet se marcha a clase. Ethan aprovecha para probar el patinente a motor que tiene su compañero de piso. Así que en vez de ir a hacer ejercicio corriendo, se monta en el patín hasta que llega a su andamio preferido para ejercitarse. Sí, él también piensa que no tiene mucho sentido ir en patinete motorizado a hacer ejercicio, pero había que probarlo. Además, tampoco tiene mucha potencia y en las cuestas tiene que empujar.

El plan para esa tarde era que al salir de clase, Elisabet y algunos de sus compañeros irían a un dinner a cenar. Ella había buscado uno que estuviera más cerca de su piso, pero a última hora y debido a la sugerencia de uno de sus compañeros que no tenía muchas ganas de viajar, cambian de plan y buscan un sitio cerca de la escuela. Así pues, le toca viajar a Ethan para reunirse con ellos.

Los dinner son restaurantes donde en teoría sirven comida más americana. Son los típicos sitios donde las camareras irían en patines y te servirían café mientras te comes una hamburguesa. El sitio elegido se llama Soup 'N Burguer y en vez de chicas en patines, tiene camareros latinos de 40 años. El que les atiende a ellos es de Colombia. En cuanto Ethan dice dos palabras le pregunta si es del Barça o del Madrid. El acento, es el acento.

Todos piden hamburguesa y la disfrutan cada uno a su ritmo. A la hora de pagar, la propina ya te viene incluida en la receta. Qué "majos", ¿no? ¿Y si no quieres dar propina?. Esta es una de las cosas que a E&E no les gusta de NYC, aunque por lo visto pasa en todo EEUU en general. Claro que si algún día tuvieran que trabajar de camareros aquí, probablemente les encantaría. Algunos amigos que trabajan en bares les han comentado que se pueden sacar unos 200$ a la semana en propinas... casi un sueldo extra. Salen del dinner, despedida, metro... cama.


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El martes Elisabet tiene clase de 10 a 4.30. Hoy le toca leer en su clase su primer acto, por lo que está bastante ansiosa. La noche anterior, en el viaje de vuelta a casa, Ethan se leyó el texto y le gustó mucho. Además surgieron algunas ideas y propuestas para mejorarlo un poco. Mr E, por su parte pasa la mañana en casa intentando poner un poco en orden todas las fotos que han hecho hasta ahora. También quiere aprender a usar un programa de edición de fotos que es súper completo, pero tiene bastante miga.

En eso se va la mañana. Elisabet ha salido muy contenta de su clase ya que su guión le ha gustado mucho a su profesor y a sus compañeros. Le han dado algunas ideas más, pero le han dicho que la historia funcionaba muy bien tal y como estaba. Cuando sale de clase, se va con Andrea (el chico italiano) y Lottie (la chica inglesa) hacia Highline Park, donde se encuentran con Ethan. Se dirigen a este supuesto parque por recomendación de uno de los profesores. En realidad no es un parque, si no más bien un paseo que acaban de inaugurar.

La gracia del lugar es que han restaurado las antiguas vias de un tren que circulaba por un tramo de la orilla oeste de la ciudad y lo han convertido en un paseo. Todo está muy nuevo, con plantas, alguna escultura... el paseo se abre paso entre los edificios a unos 20 metros del la carretera.

En este trayecto se vuelven a cruzar con el actor Maxi Iglesias. Elisabet lo ve, pero le da vergüenza hacerse una foto con él, así que se quedan sin documento gráfico. Es gracioso, pero cuando pensaban venir a NYC, fantaseaban con la posibilidad de cruzarse con algún famoso actor americano, pero no, ya se han cruzado dos veces con el mismo actor español.

El largo paseo les abre el apetito (cómo no), aunque esta vez consiguen dominarse y sobreviven con un té y un café (descafeinado, para no despertar el insomnio). Están casi sólos en la planta baja de la cafetería así que se entretienen dormitando y pintando las paredes con las pinturas de los niños. No en plan grafitteros, son pizarras específicas para tal propósito.


Otra despedida y a casa, que hay hambre. Ethan se encarga de preparar un menú mexicano casero a base de quesadillas de jamón y queso, y burritos. Por fin terminan de ver la trilogía de Millenium cuya última película se había estado "colgando" en el homecinema. Como han terminado muy pronto, ponen otra película: El gran Lebowzki.

Al mismo tiempo que ven la peli, echan un vistazo a los billetes de avión, tren y bus en EEUU. Jason les ha confirmado que sólo pueden quedarse hasta el día 14 de mayo. En realidad ellos había pedido sólo hasta el 6, pero luego le preguntaron si podían quedarse más. Así que a partir del día 14 tendrán que hacer algo o se convertirán en homeless. Pero esa... será otra historia. Por ahora se van a dormir, no sin antes usar su súper teleobjetivo nuevo para hacerle una instantánea a la preciosa luna sobre Manhattan. Buenas noches, luna lunera.