domingo, 15 de abril de 2012

Capítulo 24: Friends!


El jueves también iba a ser un día bastante normal en la vida de E&E. Cosas típicas como ir a clase y pasar el día en el piso. Ethan está escribiendo un guión para un cómic que le han pedido y le está ocupando bastante tiempo. Es una historia breve que se desarrolla con la guerra de Vietnam como contexto, por lo que hay que estudiar un poco de historia para no liarla mucho.

Ambos pasan la mañana con sus respectivos quehaceres hasta la hora de comer, cuando se conectan a skype para hablar con varias personas. Al final, entre unos y otros se tiran más de dos horas pegados al ordenador hablando con amigos y familia. Y qué bien sienta... Tras esta provechosa charla de ultramar tienen que ir a comprar algunas cosas porque esa tarde-noche van a venir los compañeros de Elisabet a su casa para cenar y ver una película.

Poco después de la hora señalada van apareciendo por casa, primera Lottie, la compañera inglesa, luego Manuela y Derrick, brasileña y americano respectivamente. Una hora más tarde aparece Shady, quien se había perdido por Harlem. Piden un par de pizzas y ven una de las películas más cutres del género de terror: Paranormal Acivity 3. Mala de narices. Lo peor que le puede pasar a una película de género, intentar dar miedo y acabar dando risa.

A diferencia de la película, la compañía es muy agradable. Al rato de acabar la peli los visitantes se van marchando, esta vez les toca viajar a ellos. E&E sólo viajan del salón a la cama. Mañana más.

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El viernes comienza igual que un día normal, clases, ejercicio y después de comer ver si hay algún plan para la tarde. Ana, la arquitecta que les invitó a la barbacoa la semana pasada les ha propuesto quedar para tomar algo por la tarde. E&E se desplazan hasta Grand St, donde han quedado. Al llegar a la parada de metro con dicho nombre se quedan alucinados. De repente están rodeados de asiáticos, por todas partes. De un momento a otro dejan de ver americanos y sólo se ven asiáticos por todos lados. Efectivamente, sin esperárselo se han bajado en pleno Chinatwon. Es increíble ver todos los carteles en chino, la gente... un cambio total. Les recuerda bastante a su antiguo barrio, concretamente a la calle que va de lavapiés hasta ribera de curtidores.


Se encuentran con Ana en la puerta del bar donde han quedado. Se trata de un local con una decoración un poco rara, con una extraña mezcla de romanticismo y barroco, salpicado por animales disecados. Las bebidas no son caras ya que se encuentran en la famosa happy hour. Se entretienen durante un buen rato bailando música rock y swing de los años 50. Al rato llega Lottie y se une a la fiesta. Cuando ya se han cansado de bailar y les aprieta el hambre, se marchan buscando un sitio para comer.

Una extraña fuerza interior les impulsa a alejarse un poco de Chinatown para comer. Caminan unas cuantas calles hasta que llegan a un sitio donde hacen crepes. Para la tranquilidad de Ethan, también hacen hamburguesas. Si no, habría preferido jugar a la ruleta rusa (china en este caso) con cualquiera de los puestos callejeros de a pequeña China neoyorquina. Todavía no puede entender la costumbre de comer crepes o muffins dulces para cenar. Se ve que en Inglaterra también es algo común porque Lottie está encantada. Aquí la gente vive al límite y se toman un postre o un desayuno para comer. En fin, diferencias.


Unos minutos después devoran sus respectivos platos y se vuelven a subir al gusano metálico que recorre las entrañas de la ciudad, también llamado metro. Una vez más de vuelta a casa. El traqueteo del subterráneo les mece en un apacible entresueño. Ya es hora de llegar a casa y entregarse del todo en los brazos de Morfeo.


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