Capítulo 19: Basta de payasadas

No hay nada mejor que llegar tarde y molidos a casa para pasar una buena noche de descanso reparador. Así se sienten los protagonistas de esta aventura cuando el jueves se quedan durmiendo hasta las 10 de la mañana. Tampoco pueden regodearse en su pachorra ya que Elisabet tiene mucho que escribir (la semana que viene tiene que tener escrito el primer acto de su película, unas 20 páginas) y Ethan tiene que preparar su texto.

Elisabet se marcha a la escuela. Ethan pasa un rato en casa y también se va a su taller de máscaras y clown. El taller está yendo bastante bien, todos los compañeros son muy majos y a pesar de tener que "jugar con unas reglas" muy estrictas el curso es entretenido. El idioma es un handicap, pero no es una barrera infranqueable.

El jueves no hacen mucho más. Tras el taller, Ethan vuelve a casa, cenan una ensalada y a dormir. El viernes es exactamente igual que el jueves con la diferencia de que Ethan sale a correr por la mañana y que por la noche queda con Elisabet para ir a tomar algo junto a los compañeros del curso. Misteriosamente los otros "enmascarados" se van yendo poco a poco, alegando diversos compromisos, así que E&E se quedan solos.

Deciden volver a casa y realizar algo que se está convirtiendo en una especie de costumbre los fines de semana... Pedir comida mexicana para cenar en el sitio espectacular que recibe el sacro nombre de Jesús Tacos. Desafortunadamente, el metro se retrasa más de la cuenta por lo que al llegar a casa, el señor de los tacos les dice que a partir de las 10.30 ya no hay servicio de entrega a domicilio. Cambio de planes. Hay una pizzería que todavía lleva a casa. No le van a hacer ascos a una pizza a estas alturas, así que piden una mitad barbacoa-mitad 6 quesos (que nunca llegan a diferenciar en su totalidad) y se tragan una película de 2 horas (La chica del dragón tatuado, en sueco y con subtítulos en inglés, ole tú).

La mañana del sábado se hace corta para Ethan ya que tiene curso mascaril de 12.30 a 18. Elisabet va a un brunch con Carmen y otros de sus amigos españoles en Nueva York. A Ethan le da mucha pena perderse semejante evento pero tiene que ser fiel al curso, que para algo lo ha pagado.

El brunch tiene lugar en un sitio llamado Steak & Frites, un restaurante perteneciente a una cadena francesa. Aunque de francés tiene poco. Uno de los puntos fuertes es que, si pides un menú (no muy barato) durante 1 hora tienes barra libre de Mimosas y Bloody Marys. Con cierto mareillo (según fuentes no contrastadas) Elisabet disfruta de una agradable comida-desayuno y de un posterior té en una cafetería muy cuca.

El curso de Ethan sigue la misma tónica hasta que en un momento se desata una pequeña discusión entre un alumno y la profesora. Ethan se ríe por dentro al ver lo diferente que es una discusión americana de una discusión española o argentina. Aquí mantienen las composturas y la correción hasta que al final el alumno decide abandonar la clase. En teoría ha sido una discusión bastante fuerte... o no, no hay forma de saberlo exactamente. El alumno dice que por hoy ha tenido bastante y que ya mañana volverá con otra actitud. Aunque la anécdota no es agradable, también es entretenido que pase algo fuera de lo común.

Al salir de casa, Ethan corre al metro ya que esa noche tienen cena con sus vecinos Jared y Rhonda, los que les acogieron las dos primeras noches que estuvieron en NYC. Van a hacer tortilla de patata y un par de tostas diferentes, algo español-español. El caso es que a la media hora de llegar Ethan, y sin haber empezado casi a cocinar, llaman a la puerta ¡Son sus invitados! Pues nada, van a poder disfrutar en vivo y en directo de la preparación de la cena. Lo gracioso es que ellos querían sorprenderles con algo español y resulta que Rhonda había trabajado durante muchos años en un bar de tapas españolas.

Sin saber muy bien por qué, Ethan se encarga de la tortilla. Cuando está a mitad del proceso se da cuenta de que va a ser la primera vez en su vida que haga una tortilla de principio a fin. Tenía que suceder aquí ¡cómo no! A pesar de algunos contratiempos tratando de encontrar un plato que fuera más grande que la sartén (al final Rhonda tiene que subir a su casa a buscar uno) la tortilla es un éxito y las dos tapas también.

Lo interesante es que Rhonda no puede comer pan ni postre y Jared no puede tomar vino. E&E se sorprenden porque no tenían ni idea, pero les dicen que no es lo habitual. Normalmente si toman pero durante 40 días antes de semana santa suelen dejar de hacer o comer algo que les gusta mucho (o que les gusta demasiado) y así cada vez que sienten ganas de hacer o comer "ese algo" deciden orar. Una especie de ayuno selectivo. Es una idea original, y seguro que no tiene que ser nada fácil. Ethan se imagina que sería guay hacerlo con Facebook o Internet. La tortilla si pueden comerla y además se complementan. Jared se come el pan que Rhonda no puede comer y ella a cambio se bebe su vino. Buen trato.



El tiempo pasa volando cuando hay buena comida y buena conversación así que sin darse cuenta se escapan las horas. Se despiden porque al día siguiente toca ir a la iglesia y no quieren dormise. Da gusto conocer a gente tan maja.

El domingo tienen que madrugar. 8.30 de la mañana es bastante temprano para ser domingo pero tienen que darse prisa porque quieren estar en la iglesia de Hillsong en el servicio de las 10. Además han quedado con alguien. Resulta que una compañera de Elisabet que nació en Brasil también asistía a una iglesia evangélica en su país. Elisabet cree que ya no va a ninguna pero no está segura. El caso es que durante una conversación la chica, de nombre Manuela, le pidió a Elisabet si podía ir con ellos a la iglesia. Ella le dijo que por supuesto y quedaron (sin mucho convencimiento, debido al madrugón que iba a suponer) para encontrarse allí.

El metro es un desastre justo cuando más prisa tienes, así que llegan tarde. Una vez más, la iglesia no es una iglesia. Es decir, cada domingo alquilan una especie de discoteca del centro de NYC y tienen ahí la reunión. Es bastante raro porque como llegan tarde y está lleno tienen que subir al piso de arriba y ver el servicio a través de una pantalla de tv, sentados en el suelo, apoyados contra la barra de un bar. No saben nada de Manuela y su novio, así que piensan que otra vez será. Cuando se van de la iglesia-discoteca se sorprenden al encontrarse con ellos en el metro que habían entrado por su cuenta y habían conseguido un buen sitio, sentados en sillas normales. Probablemente vuelvan a quedar ya que Elisabet cumple años el día 2 de abril y Manuela cumple el 3. Habrá que hacer algo.

Ethan tiene su último día de curso. Aunque ha sido bastante esfuerzo, está satisfecho con el trabajo realizado. Al finalizar la clase la profesora le anima diciéndole que ha sido genial tenerle y que el idioma no ha sido una barrera para nada. También le invita a participar en el curso avanzado que es un poco más corto pero implica estar dos fines de semana seguidos ocupado y eso va a ser demasiado teniendo en cuenta que es el único tiempo que Elisabet tiene libre.

Vuelta a casa donde ella le espera escribiendo mucho. Cenarán una ensalada y probablemente vean la segunda parte de La chica del... pero quién sabe. En esta ciudad los planes pueden cambiar de un momento a otro.