sábado, 21 de abril de 2012

Capítulo 27: 22 dólares y 31 centavos.


Jueves, 19 de abril. Parece un jueves más pero no lo es. Elisabet se levanta temprano porque tiene que estar pronto en clase. Hoy tiene que presentar el "tercer cuarto" de su película. Sólo le queda una semana más de curso para terminar su primer guión de largo. Está siendo un reto escribir tanto, pero lo está disfrutando mucho. Dice que no le importaría que su vida fuera dedicarse a escribir guiones. ¿Por qué no?

Ethan tiene otro proyecto para ese jueves. Una cuenta pendiente consigo mismo y con esta ciudad. Una revancha convocada desde la primera semana que estuvieron en Nueva York. Su arma: una guitarra acústica. Su enemigo: las duras calles de NYC con sus transeúntes impasibles. Ya ha pasado más de un mes desde su frustrante "combate" en el que salió derrotado, la famosa Batalla del Valle del Dólar Solitario. Hoy, eso va a cambiar.

Sobre las 11.30 am Ethan se sube al metro y se dirige a la estación de 14 ST. Consultando con otros estrategas como su amiga Carmen, le dijeron que posiblemente la batalla anterior la había perdido por elegir mal el terreno. Union Square no es el mejor sitio para tocar la guitarra porque la gente está muy dispersa, no tienen porque pasar delante tuyo. Así que le recomiendan un trasbordo enorme de metro entre las líneas L y 1-2-3. En teoría hace falta permiso para tocar en el metro de NYC, pero para un ataque de "guerrilla" sin el refuerzo de amplificación o micrófonos, no cree que le digan nada.

Después de perderse varias veces por las entrañas del metro neoyorkino, Ethan llega al citado pasillo. Desenfunda su arma y comienza a disparar canciones a diestro y siniestro. En realidad sólo tiene preparadas 4 canciones que va rotando en modo loop. Dos en inglés y 2 en español. Sus victimas no tienen escapatoria, tienen que pasar delante suyo y escucharle sí o sí, además tienen que dar algún tipo de veredicto con sus caras, ya que Ethan los mira a los ojos sin piedad.

A los pocos minutos una chica americana que iba con los cascos pasa por delante de él. 20 metros más tarde se da la vuelta sobre sus propios pasos y vuelve. Deja dos monedas de 25 centavos (medio dólar) y dice: "Me encanta esa canción" (La canción era Wonderwall de Oasis). La chica había pasado de largo pero ha tenido que volver. Poco a poco la batalla se va volviendo muy favorable a Ethan, la gente va soltando un dólar por aquí, unas monedas por allí, sonrisas de aprobación por doquier, algún comentario del tipo "¿Cuanto te ha costado la guitarra?"... Una mujer latina se acerca lentamente buscando en su monedero. Deja 10 dólares en la funda de la guitarra. ¿Perdona? ¡Diez dólares! Igual se ha equivocado... Increíble.

Después de una hora tocando y de haber tenido que recoger la pasta una vez (no es plan que parezca que te estás forrando) un ruido de fondo comienza a molestar a Ethan. A los pocos minutos se da cuenta que al final del pasillo otro "guerrillero" está aporreando dos cubos de plástico como si no hubiera un mañana. El ruido es bastante molesto porque los pseudotambores resuenan un montón. En cualquier caso ya ha estado más de una hora y media tocando y cree que ha cumplido su cometido de "quitarse la espinita". Por hoy, es suficiente. Recoge sus bártulos, pasa por delante del otro guerrillero lanzándole una mirada del tipo "¿Y a eso le llamas música? ¡Aficionado!" y se marcha a casa.

Cuando llega, extiende todo su botín sobre la cama y lo cuenta. 22 dólares con 31 centavos. No es tanto y si no llega a ser por la "latina bondadosa" no tendría ni la mitad. ¡Pero ese no es el espíritu! Aquí hay gente que trabaja en bares y no ganan ni 3 dólares la hora (viven de las propinas, por eso es tan importante darlas). Cuando Elisabet llega pregunta sin entender nada "¿Y todo este cambio qué hace aquí tirado?". "Ah, eso...", dice Ethan como restándole importancia."Nada, lo que he ganado hoy". Elisabet está súper emocionada porque sabe lo que significa esa pequeña batalla. Así que para celebrarlo se quedan escribiendo un rato en casa y luego se van a comer una barbacoa koreana.


En realidad, el plan de la barbacoa koreana ya lo tenían programado desde la semana anterior cuando conocieron a Soo Kim, la amiga koreana de Pedro. Ella ha organizado este tour gastronómico e internacional. Cuando llegan al restaurante Soo está junto a otra amiga que también trabaja en la ONU. Se llama Lee y es china. Luego llegan Pedro y su hermana Nati, otra chica brasileña que también trabaja en la UN y Yosiko, una japonesa. Así pues, comparten una sabrosa barbacoa koreana con representantes de gran parte de oriente. La comida está muy buena y es muy gracioso ver a Soo hablar en koreano con los camareros mientras todos tratan de hablar en inglés.

Cuando salen, la anfitriona propone ir a tomar un postre típico koreano. Es una especie de helado, con trozos de hielo picado, con gominolas, con frutas... y con sirope de judía roja. Vamos el típico toque de fabada asturiana que le viene bien a cualquier postre... A pesar de lo que pueda parecer está muy bueno. Eso sí, del sirope de judía no conviene abusar. Un toque sí, pero tampoco es bocatti di cardinale.

Mientras saborean este curioso postre, la conversación deriva hacia la Thermomix, el famoso robot de cocina que está tan presente en la vida de E&E puesto que la madre de Ethan se dedica a desarrollar recetas para esta empresa. Pedro y Nati son fans totales del robot así que entre todos intentan explicarles a sus amigas orientales qué es eso de "robot de cocina". Yosiko, la japonesa se había imaginado un robot japonés (con manos, piernas...) que te hace la comida. Eh... no, no va por ahí la cosa. Soo se emociona muchísimo porque dice que ahora por fin podrá casarse ya que ella no tiene ni idea de cocinar y en su cultura es indispensable. Elisabet se muere de la risa cuando utilizan el Iphone de Pedro para poner un video de la madre de Ethan cocinando con la Thermo. "Ohhhh... Ahhhh" exclaman las chicas en una estampa típica de película oriental. "¡Es famosa!" "Tiene que venir a Korea a hacer eso" "Y a China"... Elisabet sigue con su ataque de risa que le dura ya toda la noche.

Se despiden del grupo quedando para alguna otra ocasión, esta vez un brunch chino. Un no parar. Afortunadamente el tren llega pronto así que cuando quieren darse cuenta están en casa teniendo dulces sueños en los que se habla koreano con acento inglés, thermomixes chinas, risas, de todo un poco...

3 comentarios:

  1. Tendrán que hablar con mi representante... jaja! estáis atrapados en las redes themomixeras! buenísimo! por cierto enhorabuena por esos 22,31 U$S!!besos, os echamos de menos!!!!

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  2. batalla ganada!!! ... ja..... felicitaciones! un abrazo.

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  3. Qué bueno Zeke que hayas hecho eso...te felicito!

    Después de tocar en las calles de NY...podés tocar donde sea!

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