lunes, 19 de marzo de 2012

Capítulo 12: Brooklyn Tabernacle


Aprendiendo de los errores pasados (de la semana pasada sin ir más lejos) E&E prefieren no jugársela y tratar de madrugar para ir a uno de los dos servicios matinales de la Brooklyn Tabernacle. Mejor apostar sobre seguro e ir directamente al de las 3 pm.

Al despertar, sobre las 10 am se felicitan por haber tomado tan inteligente decisión. Como ya son "quasi neoyorkinos de pro" proceden a tomar un buen brunch, aunque esta vez será casero. El derroche económico que está suponiendo la Gran Manzana tiene que ir ajustándose a la realidad.

Tratándose de "un mitad desayuno, mitad comida", esperan un poco antes de levantarse de la cama. Leen, revisan el email e intentan comunicarse con los padres de Elisabet por skype pero no hay suerte. Jason no parece estar en casa por lo que están sólos, lo que les permite poner un poco de música española a un volumen considerable mientras Ethan se encarga del brunch que consiste en una variedad de sandwiches mixto y vegetal con carne de cangrejo y salsa rosa.

Después de ducharse, comer y terminar de prepararse se dan cuenta de que van bastante ajustados de tiempo. Para variar. Toman la línea A de metro y a las 3.10 pm están cruzando la puerta de la iglesia. Enseguida les acomodan en una zona muy cerca de la plataforma, a pesar de llegar con el servicio ya empezado.

Con las prisas casi no se paran a contemplar el increíble lugar que les rodea. Un antiguo teatro enorme (ver foto) reformado y con capacidad para muchísimas personas. Es impresionante. También les sorprende que no todos los asistentes son afroamericanos sino que hay una mezcla étnica muy equilibrada. El pastor de dicha congregación es Jim Cymbala, y a pesar de tener ese nombre y trabajar en ese barrio no es n..., afroamericano. Todo lo contrario, se trata del americano clasico. No obstante, hoy predica su yerno, ya que él no está.

Antes del mensaje del yerno de Cymbala, E&E se dan cuenta de que tampoco está el coro gospel más importante del mundo ese día, aunque no lo parece. En la plataforma, diez cantantes (4 hombres y 6 mujeres) cantan varias canciones que junto con el resto de los asistentes suena a música celestial. El director del coro es casi un calco de Stevie Wonder, pero un poco más n..., oscuro. La gente da palmas y vive la música con todo su cuerpo. Da gusto.

Al terminar este tiempo, el yerno sube a la plataforma con un micrófono de esos típicos de los músicales y da unos cuantos anuncios. Antes de pasar el cestillo para la ofrenda, recuerda a los miembros de la iglesia que traten de hacer un esfuerzo para poder pagar la última factura de luz que asciende a 170.000$. Gulp. Todavía les quedan 50.000 por pagar y están un poco preocupados. "Que bien que esto en mi iglesia no pasa" piensan E&E mientras alucinan con la magnitud de la cifra. Aunque también el número de miembros es algo mayor que el de su iglesia en Madrid. Unos cuantos miles de diferencia.

Terminados los anuncios, el yerno predica de manera muy efectiva un muy convincente mensaje en torno a la idea de dar gracias a Dios incluso por los momentos en que estamos atravesando desafíos porque fortalecen nuestra fe y son una buena forma de que Dios se muestre actuando en nuestras vidas.

Con todo lo que han vivido E&E en los últimos meses y en el último año, este mensaje parece encajar como anillo al dedo, lo cual les alegra bastante. Definitivamente esta iglesia les ha gustado más que la otra. Al menos ese día. Sin embargo, en esta no tienen cafe y deliciosas cookies. En realidad la mejor opción sería venir a esta iglesia y a la vuelta pasar a merendar por la otra... total, aquí no les conoce nadie. Ya se verá, pero por ahora no descartan la idea del todo. Mitad.

Al volver a casa paran en un mercado para tratar de encontrar jamón serrano ya que van a invitar a Jason a comer algunas tapas. Es casi imposible así que se conforman con prosciutto, una imitación italiana. No sabe igual, igual, pero... colará. Cuando llegan a casa, pseudo jamón en mano, reciben un mensaje de Jason invitándoles a tomar algo en casa de un amigo suyo antes de cenar. Está unas cuantas calles más arriba de su piso así que pre-preparan la cena y van hasta casa de Tyler, el amigo de Jason.

Tyler tiene un piso enorme decorado de una forma muy ecléctica y divertida pero con buen gusto. Mientras toman algo el anfitrión propone subir a la azotea para tomar el aire y contemplar el skyline nocturno. E&E están encantados. En la azotea se respira libertad y pueden ver a lo lejos los edificios más importantes de NYC iluminados. Es algo indescriptible. También da bastante vértigo cuando se asoman al borde de la azotea o la escalera de incendios. Ethan se da cuenta de que bajar corriendo por la escalera o saltar de una azotea a otra no es tan fácil como en las películas así que decide dejarlo estar. Por el momento.

Minutos más tarde se despiden y se encaminan a su casa. Preparan las tapas (huevos rotos by Ethan y Tostas de cebolla caramelizada y queso de cabra by Elisabet) y disfrutan con Jason de una agradable velada. El vino californiano que han comprado para la ocasión (el único que había y el más barato) deja mucho que desear. Parece agua dulce. Pero el resto de la cena está deliciosa. O eso es lo que Jason dice. ¡Buen trabajo! Recogen todo y al catre. Mañana vuelta a clase...


1 comentario:

  1. ¡Uy qué error el vino californiano, tendrías que haber seguido con el Malbec! jaja! la próxima tortilla española! y si no, cuando vayan Diego y Sonia ya le dejáis sin palabras a Jason, que estos son expertos!

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